Luis encuentra extraño cuando sale al balcón antes de las nueve de la mañana con la intención de desayunar con la catalana, que ya hace rato que toma el sol con una taza de leche, que esta se levante y se vaya sin decir nada. Se convence en que no lo ha visto, y puede tener razón, ya que él sólo ha movido la cortina cuando la chica se ha levantado.
Encuentra extraño que la taza que había visto entre las manos y los labios de la chica hacía unos minutos ahora reste sobre la mesita del balcón aún llena. Y aún lo encuentra más extraño cuando pasada media hora su propietaria no ha vuelto a buscarla para terminarse su contenido.
Decide no darle importancia pensando que ha tenido algún imprevisto urgente y se ha olvidado de este desayuno. Tampoco da importancia cuando le escribe un mensaje y aunque ella está conectada no le responde, tampoco quiere parecer impaciente aunque el corazón le late más lento esperando la contesta.
Lo que no sabe Luis es que Aitana lo ha visto esta mañana detrás de la puerta del balcón mucho antes de que él saliera dispuesto a desayunar con ella. Tampoco sabe que cuando ha adivinado las intenciones del chico se ha levantado tan rápido que ha dejado su desayuno allí y ahora lo maldice desde detrás del cristal mientras la barriga le ruge y ella se niega a iniciar el último brick de leche que le queda.
El gallego no sabe que ella ha estado esperando su mensaje durante toda la noche. Noche en la que no ha podido cerrar los ojos y ha dado más vueltas por el piso que en todo el confinamiento junto. Pero tampoco sabe que después de leer una vez tras otra este mensaje no se ha atrevido a contestarlo.
Y es que las dudas de la cita de ayer han invadido la cabeza y el cuerpo de Aitana. Unas dudas que quizás sería más fácil resolver con él pero se niega a enfrentarle. Sabe que es la primera vez que vive estos sentimientos de forma tan intensa, a pesar de haber tenido un par de novios durante su adolescencia. Cada parte de Luis vuela por su mente y no sabe cómo librarse de él. Tampoco sabe si esto que ella siente es correspondido por la persona con la que, durante los últimos días, ha compartido tantos momentos y tantas risas, y este es el principal motivo para callar y esconderse. Ella, que nunca ha sido de callar ni de esconderse, que siempre le ha gustado mostrar la cara y luchar por lo que sentía y lo que quería. Ella, la misma que ahora, por unos sentimientos que laten fuertes se esconde como un caracol en su concha. Y es que después de ver salir el sol y cerrarse los dos en sus respectivas casas tras despedirse con unas sonrisas permanentes, ni una ducha de agua fría ni caliente le ha servido para relajarse y tomar el sueño. Durante el par de horas que le quedaban para descansar ha estado pensando y ha llegado a la conclusión de que todo eso que estaba sintiendo cada día más, era una equivocación. Un error.
Porque seguro que Luis sólo ve en ella una amistad, o incluso, una hermana pequeña como en el caso de Roi.
El hecho de recibir el mensaje también la ha echado más atrás y le han aflorado dudas. Porque ha pensado muchos mensajes que podría recibir de él pero, aun así, le ha sorprendido.
"Bonita, me encantó ayer. Estabas preciosa. ¿Hacemos de hoy otra noche eterna? "
Porque Luis, desde su casa, ya no tiene ninguna duda. Sabe que ha encontrado en ella la musa de sus canciones y de su día a día. Ha encontrado a la persona por la que estará, ha estado y estaría, con la que quiere navegar por el mar de los latidos y los sentidos, pasar todas las tardes de domingo y bailar bajo la lluvia. Porque él lleva noches pensando en las dudas que también le surgieron y bombardearon, pero estas dudas se fueron ayer con cada sonrisa de Aitana y con el brillo permanente de sus ojos verdes.
Pero esto Aitana no lo sabe.
Una vez llegan las ocho de la tarde, sin haber recibido ningún mensaje de la catalana ni haberla vuelto a ver, Luis sale al balcón con la esperanza de poder perderse en su luz allí. Pero pasados los aplausos y la media hora que entre esperanzas le da de margen, ni la luz ni la catalana hacen acto de presencia en aquel balcón, ese que sin que el otro lo sepa les da vida a los dos.
Y es así como bien escondida Aitana observa a Luis que se ha quedado solo en el balcón.
Esto se complica un poquito... ¿Cómo conseguirá Aitana resolver el mar de dudas en el que se encuentra?
Muchas gracias por cada minuto que invertís entre mis letras, me hacéis muy feliz.
Lia
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Aire entre los dos
RomanceCalles desiertas. Trenes vacíos. Supermercados sin nada. Casas llenas. Hospitales llenos. Un virus ha hecho confinar a miles de personas. Y una de estas es Aitana. Encerrada en su piso en una ciudad todavía demasiado desconocida para ella. Pero... ¿...