Las vistas que tienen delante son totalmente diferentes a las que tenían hace un año. Pero la persona que tienen al lado es la misma. Comparten balcón y recuerdan aquellos días de confinamiento como si hubieran pasado años, pero realmente sólo hace uno de aquel día que por fin pudieron abrir la puerta y juntar sus labios. Un año lleno de cambios. Un año que ha parecido nuevo, para volver a empezar. Recuerdan la dificultad de los primeros días de normalidad, donde todo el mundo tenía miedo de todo y de todos, les habría gustado irse en algún lugar donde nada ni nadie les hiciera daño ni los molestara.
Todos volvieron al trabajo y con ello Luis a los escenarios y la prensa en las calles. Fue complicado conciliar el trabajo con su relación tras decidir hacer vida casi en una sola casa y pasarse más de la mitad del día entre las sábanas y bailando con la almohada. Encontraron el gusto de pasar el resto de las horas componiendo juntos y eso fue el causante de que en el disco que Luis sacó hace unas semanas haya más de una canción conjunta. Ella ha continuado subiendo versiones en sus redes sociales, ahora gestionadas de forma más profesional, pero ha tenido que parar casi todas las clases de canto que ofrecía al ver complicado compaginar su nueva vida dentro de los estudios de grabación. Si fue complicado separarse sólo unas horas más lo estuvo que las que podían pasar juntos lo tuvieran que hacer con bastante discreción. Los primeros meses seguidos de cámaras por la novedad de ver a Cepeda con una nueva pareja llevaron unos días difíciles a la pareja pero lograron sentar la cabeza y no dejarse llevar por lo que hablaban y decían la gente externa a ellos. Que hablen, que digan, que nunca se callan, que ellos seguirán bailando bajo las estrellas con la lluvia en los bolsillos.
Hoy sienten nervios, sus barrigas está llena de pequeñas burbujas que han hecho que estuvieran toda la noche buscando el calor del otro y sin poder cerrar los ojos. Hace un año que sus miedos se fueron al tener contacto piel con piel el uno al otro. Recuerdan todo lo que hicieron ese día y los siguientes y también recuerdan como semanas después pudieron comenzar a salir de casa más a menudo y comenzaron a hacer planes para poder convivir, más de lo que ya lo hacían aquellas semanas. Decidieron después de mucho pensarlo dejar los pequeños pisos que tenían y mudarse los dos juntos en un ático más alejado de las calles céntricas de Madrid para acomodar su vivienda a sus necesidades y alejarse del caos de la ciudad. A Luis le fue bien desprenderse de la sombra de su ex pareja que a veces todavía hacía acto de presencia cuando entraba en el estudio, cuando veía un mueble colocado de cierta manera o incluso con el color de un jarrón cualquiera. A Aitana le fue bien dejar ese piso que había alquilado hacía unos meses y que había ido decorando demasiado poco a poco, de cierta manera eliminó la soledad que le producía aquel piso que todavía veía vacío.
No se engañaron cuando hace unos meses eligieron el lugar donde ahora viven solamente por la gran sala que tenían para montar un estudio decente y por el balcón, aunque tampoco se quejasen de los otros espacios que tenían y que eran suficientes para ellos y por si en un futuro querían ser más... Tampoco se engañan cuando piensan en el montón de casas y pisos que vieron y no escogieron por los balcones que tenían. Al final su historia había empezado en uno de ellos y querían continuarla allí. Pasar horas con las guitarras entre los dedos, compartiendo una tortilla de patatas y contándose historias pasadas con las estrellas como público. Tenían también la ilusión de hacer todo esto con alguien más algún día, y poder contar con ese niño o niña las estrellas que brillaban, tras explicarle cómo cambió su vida aquellos meses, como de difíciles fueron y cómo vivieron su amor.
No todos los nervios que estaban sintiendo eran producidos por el recuerdo maravilloso de cada día que habían pasado juntos, por lo que estos aumentaron en ver los trajes planchados y elegantes dentro de sus armarios esperando que fuera la hora de ponérselos y lucirlos para acompañarlos en este día tan especial en su vida. Sólo faltaban escasas horas para aquel momento y los minutos quemaban al reloj con ganas de que el tiempo se fundiera.
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Aire entre los dos
Любовные романыCalles desiertas. Trenes vacíos. Supermercados sin nada. Casas llenas. Hospitales llenos. Un virus ha hecho confinar a miles de personas. Y una de estas es Aitana. Encerrada en su piso en una ciudad todavía demasiado desconocida para ella. Pero... ¿...