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La palabra arrepentirse no existe dentro del vocabulario de Luis. No le gusta arrepentirse de las cosas que hace. Esta vez, sin embargo, cree que ha hecho mal en darle la espalda a Aitana. Hizo lo que en ese momento creyó correcto, pero minutos después se dio cuenta de que no. No sabe los motivos de la chica por no hablarle durante estos días, pero tampoco cree haber tenido motivos suficientes como para comportarse de esa manera. Está dolido, pero eso es todo. Por eso ha querido dar un paso y acercarse a ella, de alguna manera para pedirle perdón por lo que ha hecho esta mañana, pero la inminente fuga de la chica ha hecho que su perdón quedara en un intento. Tiene la esperanza de que ella lo haya notado, y esta vez sabe que se ha ido por un factor externo y no por decisión propia, o al menos eso espera.

Lleva bastantes horas despierto como para que empiece a estar cansado y los ojos se le empiezan a cerrar. También lleva bastantes minutos fuera en el balcón como para que el frío lo empiece a molestar. No sabe si ella volverá, pero en eso también mantiene la esperanza. Observa el cielo y ve una estrella que sobresale del resto y le recuerda a su abuela. Decide hacer como cuando era pequeño, contó hasta cinco y volver a entrar en casa, como cuando necesitaba estar solo y llorar un poco.

La chica continúa observándolo desde dentro sin que él lo sepa, ve como hace cuatro respiraciones profundas y decide mover ficha. La puerta del balcón se abre y asusta al gallego, el mismo que estaba a punto de contar el número cinco y por tanto, los ojos se le llenan de esperanza al ver que la chica ha vuelto antes de que él se fuese.

- Lo siento - la voz femenina inunda el espacio donde se encuentran. Él no la mira pero sabe que ella tiene los ojos clavados en él. - Y lo siento por asustarte. - Ahora los dos ríen, sintiendo como por un momento que las tensiones se deshacen. - La verdad es que me cogió miedo y hui.

- ¿Miedo? - pregunta sobre la confesión de la chica. - ¿Miedo de que, Aiti?

- Miedo de esto. - dice señalando a los dos y finalmente llevándose las manos al corazón.

- Ha sido muy rápido y muy extraño, este confinamiento nos ha trastornado a todos. Pero no debes tener miedo. No estás sola, puedes contar conmigo.

- No hablo de eso, Luis. Hablo de sentimientos, de los míos, de los tuyos, de los nuestros. Y es eso lo que me da miedo.

- Compartiendo las cosas se solucionan antes.

Y con esta intervención del chico, los muros que Aitana había querido levantar caen al suelo rompiéndose por lugares que hacen imposible que se vuelvan a reconstruir alguna vez.

Aclaran y comparten que su compañía les hace bien, también recuerdan la noche eterna que pasaron y deciden repetirla una noche que vuelva a hacer calor porque quieran o no hoy el tiempo no les permite quedarse más tiempo fuera su balcón. La lluvia se hace señora de la ciudad, los rayos decoran el cielo y los truenos complementan la melodía. Y los dos lo ven como una señal, el principal el de entrar en casa, y también el de haber hecho las paces en este mismo momento.

Son tantas las ganas que uno y otro se tienen que tardan entre poco y nada en conectarse a sus móviles y verse a partir de la pantalla. Sienten que tienen que recuperar estos días que no han sabido nada del otro y lo hacen a partir de risas e historias que les ayudan a descubrirse. En unos segundos han perdido toda el sueño que podían tener y sólo tienen ojos y sentidos por la persona que ocupa su pantalla. Hacen la cena juntos pero separados y mantienen conversaciones con el sonido de la lluvia que todavía cae ahora ya más calmada.

- Gracias Luis - dice sincera con los ojos ya medio cerrados y el cuerpo reposando en la cama. Ha llegado hasta ella tras la mucha insistencia del chico que veía como bostezo tras bostezo la chica ya no podía ni aguantar la cabeza.

- A ti, pequeña. No digas que estás sola, no temas, que por ti estaré, por ti ya estuve y estaría. - pero Luis no sabe si estas palabras llegan a la chica que ya tiene los ojos cerrados del todo y que ha caído en un sueño profundo. Justamente en este momento su móvil le alerta que también ha llegado su momento de descanso cuando aparece un mensaje con un tanto por ciento de batería demasiado bajo, y sin más aviso se cierra. Pero esta noche el gallego no lo necesita, ni al móvil, ni a ningún libro ni película ni siquiera a un artículo sobre cómo olvidar. Esta noche sólo necesita la guitarra negra, su cuaderno y el sonido de la lluvia. Cierto es que la última imagen de la chica durmiendo también aparece entre su mente. Acompañada de la imagen de la primera vez que la vio en el balcón.




Todo aclarado no ha quedado, pero al menos parece que ya no tienen miedo. Pero el miedo siempre puede reaparecer, ¿será su caso?

¡Pronto lo descubriremos! (Esto se está terminando...)

Mucha fuerza y ​​adelante. ¡Como siempre os envío mis eternas gracias y unos besos voladores!

Lo he dicho hoy por Twitter (Lia150008), pero quiero decirlo por aquí también: "Conocer gente por Twitter y por Wattpad es una de las cosas más bonitas que me está pasando ahora. ❤  Así que, gracias a cada una de las personas (tú también) que ha abierto una "ventana" para mí." ❤

Lia


Aire entre los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora