La semana de vacaciones ya se acaba, aunque ha sido muy parecida al mes que ya lleva encerrada en casa.
Se sienta delante del ordenador consultando los pocos correos que le llegan y mirando si todo es correcto para empezar el curso de composición al que se apuntó el jueves pasado. Llevaba días pensando en hacer algo más útil que estar todo el día cocinando o haciendo deporte y estuvo horas buscando algún cursillo online para llenar las horas del día que le quedaban después de contactar con aquellas familias a las que daba clases de canto y piano a sus hijos e hijas y habiendo tomado la decisión de continuar las clases de manera online. De esta manera continuaría entrando dinero en casa y no haría falta que sus padres le hicieran transferencias a su cuenta, y también obtendría un nuevo certificado válido para su currículum aparte del conocimiento que adquiriría.
Decide que comenzará a trabajar en todas las tareas que el curso incluye el martes, aprovechando así los dos días de vacaciones que le quedan. Sabe que el lunes la gente empieza a trabajar de nuevo pero utiliza la excusa de que en sus tierras ese día es festivo para ganar un día más.
Pulsa en la pestaña que hace demasiados días que tiene abierta y lee los ingredientes que necesita para empezar a preparar el bizcocho de este dulce que la vuelve loca desde que era pequeña.
Una hora más tarde todo el piso se llena de una deliciosa olor. Aitana decide salir un rato al balcón para respirar el aire y bajar el rojo de las mejillas que le ha provocado el calor del horno. Escucha una carcajada sólo apoyarse en la barandilla y abre rápidamente los ojos que había cerrado para percibir mejor el canto de los pájaros y sentir el aire impactar en su rostro.
- Eh! - se queja ella al gallego que sigue riendo con una mano en la barriga.
- Perdóname, pero te ves muy graciosa con la cara llena de harina. - Rápidamente ella se intenta sacudir los restos cansada, ya que ha estado bastante rato limpiando la cocina por el mismo problema. - Hace muy buena olor, ¿qué estás haciendo?
- Una "Mona de Pascua" es un dulce típico catalán, aunque creo que en Valencia y Murcia también existe. Se come el domingo y lunes de Pascua representa la Cuaresma y que sus abstinencias ya se han terminado. Es una costumbre muy bonita y que me recuerda a mi familia. La tradición dice que los tíos de bautizo tienen que regalar la Mona a sus ahijados hasta que hagan la comunión, pero en mi casa esta tradición se alarga bastante más - añade riendo.
- Ahora necesito probar esta delicia, me la has vendido muy bien... - y con una promesa hacia el chico de compartir con él el pastel entra corriendo a casa justamente en el momento de cerrar el horno.
...
Mientras la crema de mantequilla que ha hecho para decorar la Mona reposa en la nevera aprovecha para llamar a Ana. Hace demasiados días que se comunican a base de mensajes y desea verle ya la cara, aunque lo que más le gustaría es poderla abrazar fuerte y sentarse en su banco del Retiro viendo como cae el sol.
- ¡Aiti! - grita la canaria en el mismo momento que acepta la llamada. - Ay, cariño no sabes lo que te echo de menos. Qué guapa estás, amor. ¿Te has hecho algo en el pelo?
- ¿Qué? ¡No! Sólo me he cortado un poco el flequillo, ¿tanto se nota?
- Yo creo que se ha decolorado el pelo - añade Roi apareciendo por detrás de Ana.
- ¡Sis! - grita ilusionada Aitana al reconocer a la figura masculina. Conoció a Roi unas semanas antes del confinamiento, aun así parecía que lo conociera de toda la vida al escuchar al detalle todas las anécdotas que Ana le contaba. El día que se conocieron congeniaron mejor de lo que los tres se pensaban en un principio, encontrando la pequeña un hermano mayor en Roi y viceversa. Esta enseguida coge la cámara del móvil para mirar lo que sus dos amigos le dicen y en cuestión de segundos estalla en carcajadas al ver que los restos de harina aún permanecen en parte de su pelo.
- Aitana, el otro día estuve pensando con lo que me dijiste. Roi y yo tenemos un amigo que vive en la misma calle que tú, seguro que lo has escuchado cantar.
- No, te debes confundir. Sólo cantamos yo y mi vecino. A no ser que cante a las ocho de la mañana. - dice sonriendo mientras recuerda el montón de conciertos en el balcón que han compartido el gallego y ella.
- Pues quizá sí, amor. Debe vivir al otro lado. - añade Roi ante la mirada de confusión de su novia. - Bueno, pues cuéntanos estos grandes conciertos que ofreces. - anima a la pequeña sabiendo que a pesar de las ganas de cantar en los escenarios aún le queda un poco de vergüenza para vencer.
- ¡Roi! - ella se tapa el rostro con las manos dando la razón al chico - Cantamos varias canciones cada tarde para animar a los vecinos, y ya está, ya se lo conté a Ana.
- Venga niña, ¿sólo eso? - le pregunta su amiga al ver la gran sonrisa que ya adorna su cara.
- Hemos hablado algunas otras veces, bueno creo que ya tenemos la costumbre de hacerlo un poco cada día. Es gallego pero hace mucho tiempo que vive aquí, me ha estado hablando de su familia y de su casa. Toca la guitarra y compone, el otro día me dejó... le cogí el cuaderno de composición y se enfadó un poco, pero poquito - dice mostrándolo con los dedos y levantando la mirada avergonzada ante los mayores, estos muestran sonrisas tiernas ante las muecas infantiles de su amiga. - Canta, tiene una voz rugosa que me pareció mágica desde el primer día. Y sus ojos... son como adentrarse en un bosque lleno de calma. - la imagen de Luis aparece en su cabeza y ya no puede parar de hablar. - Las venas se marcan en sus manos cuando acaricia la guitarra, y en su cuello cuando canta. Cuando ríe los ojos se le achinan y cuando recuerda se le iluminan.
- ¡Chica! - la corta Ana. - Si le tienes hecho un análisis y todo.
La llamada se termina con más risas y con las mejillas de Aitana todavía rojas por haber hecho todas estas confesiones sin ni siquiera darse cuenta. Y es que el gallego cada vez haceo más acto de presencia en su mente. El mismo gallego que ahora grita:
- ¡Aiti! ¡Te espero en el balcón!
Espero que estéis todas y todos muy bien. Muchos ánimos que todo irá bien.
Espero que os esté gustando esta historia, ¡no olvidéis de dejar vuestra opinión en los comentarios que siempre me sacan una sonrisa! (Y no muerdo...) Nos vemos también en twitter: Lia150008
Muchas gracias,
Lia
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Aire entre los dos
RomanceCalles desiertas. Trenes vacíos. Supermercados sin nada. Casas llenas. Hospitales llenos. Un virus ha hecho confinar a miles de personas. Y una de estas es Aitana. Encerrada en su piso en una ciudad todavía demasiado desconocida para ella. Pero... ¿...