Capítulo 9

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Nuevo día, nuevas aventuras y nuevas ganas de querer golpear a alguien. Eran las seis de la mañana y ya el olor a uniforme nuevo y perfume caro me estaba hartando un poco. Algunos entraban con el uniforme, pero yo no soy Claudio Meyer y jamás traeré el uniforme el primer día de escuela, lo hago para que me noten y que los profesores ya vayan apuntando que no me importan las reglas porque las voy a romper.

Si, así soy.

Traía mi chaqueta negra que detrás decía "You fucking idiot!", mis pantalones color negro y mis zapatillas. Sentí la mirada de mis nuevas compañeras adoro los días nuevos... Significa carne fresca.

Lleve mi mano a mi pelo para acomodarlo hacia atrás, o mejor dicho solo hize eso para robar los corazones de todas las que me están mirando.

-Niño deje de hacerce el lindo y entre al colegio- el es Ernesto, mi mejor amigo, mi segunda en todo y mi chófer.

-Ya lo soy- dije- Tal vez hoy en la noche necesites tus servicios- me mire al espejo retrovisor del auto y acomode mi loco pelo- Hoy vamos hacer una "Reunión" Y sabes que a veces terminan mal.

-Hoy no puedo- ¿Que?- Tus papás y los tres niños se van a la casa en la playa.

Auch, si, dolió. Pero jamás van a ver una mueca de dolor en mi cara... Jamás.

-Diviertansen- fue lo único que dije- Tengo que irme, hasta luego- sone frío, esa noticia me había puesto así. Se iban sin mi, que familia de mierda tengo.

Baje las maletas y el encargado "Chuy" Se las llevo a mi cuarto, genial, porqué necesito dormir. No pienso ir al aburrido discurso de todos los años de la directora.

Caminaba por el Like, con una expresión de autosuficiencia, así soy. Todas las chicas quieren algo serio conmigo, buscan cambiar mi alma de mujeriego. Pero eso es imposible, jamás me enamoré y tampoco busco hacerlo.

-Hay dame eso- escuche- Sebastián suéltalo, neta- Romina Flores, la cerebrito. Se que está en tercero conmigo y que los dos últimos años que estuve con ella... Es una nerd y odia a los tipos como yo.

-Tomalos si puedes, monjita- dijo Sebastián, no es mi amigo. Pero tengo ganas de golpearlo, no se trata a una chica así.

Lo sé soy algo hipócrita, porque yo las uso y después las dejo y simuló no conocerlas, aunque la verdad es que encerio nunca recuerdo los nombres de nadie. El punto es que el grupo de Sebastián junto a el están jugando con los libros de Romina, no se los quieren dar.

-Basta- dije y aparecí en esa ronda- ¿Por qué no molestan alguien de su tamaño?... Ah cierto no pueden- reí- Pero con gusto les doy el permiso para que se metan conmigo, a ver si pueden.

-Meyer- hablo Sebastián- Tranquilo, solo son unos libros- y me los dio- No hay problema- les hizo una seña a su tonto grupo de amigos y se fueron.

-Gracias- oí a la recién molestada.

-No hay que tratar a las niñas así- dije y le di los libros- Todavía no empezamos y ya cargas muchos libros ¿No crees?.

-Solo quiero estudiar- me dijo- Bueno, gracias de vuelta y adiós- y se fue.

(...)

Estaba en mi cuarto con León y Ulises teníamos dos bolsas llenas de alcohol y frituras, debíamos esconder todo para esta noche. Silverio no estaba porque estaba pasando por cada cuarto recaudando el alcohol y la comida, está noche prometía dejar muchas cosas buenas y tal vez malas.

-Guardalas en el baño- le dije a Ulises- No creo que la vean ahí.

-En la alberca hay un baño, tal vez podemos dejar las cosas ahí- dijo León- Es más seguro, aunque no lo crean.

RevanchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora