Suplicio

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Sangre...

Es lo único que quedó aquél cuerpo que antes solía respirar, que solía sonreír ante la adversidad, que con su resplandor solía iluminar aquellas almas que estaban encadenadas y hacia que sus alas desplegaran por los cielos.

Su luz se esfumó, ya no queda nada.

-Shoto- escuchó la voz de su amigo- ven, debemos curar esas heridas.

El nombrado no respondió, sólo se limitó a ver el cuerpo sin vida de esa persona que amaba.

-Joven Todoroki- esta vez habló un hombre mayor con voz apagada cómo su alma.

-¿Por qué no responde?- preguntó una chica.

-Está en shock.

-Hay que alejarlo de ahí, no es saludable que permanezca por más tiempo- agregó el chico de cabello oscuro.

-Shoto, levántate- dijo otro hombre con voz profunda y autoritaria.

Su mente está en blanco, no podía mover su cuerpo aunque quisiera, con sus manos temblorosas, tomó el cuerpo muerto y lo abrazó.

-Joven Todoroki, no deberías hacer eso- dijo el hombre amable.

Shoto hizo caso omiso, acuno el cuerpo como si fuera un niño pequeño, con esas ganas de protegerlo.
La chica quiso acercarse, pero es detenido por su amigo.

-Espera, Uraraka- tomó su hombro- si te acercas, podría hacerte daño, en estos momentos no está en sus cinco sentidos.

-Pero, es que...

-¡A LA MIERDA!- gritó otro chico que se acerca con pasos pesados- ¡Bastardo mitad-mitad! Si no sueltas de inmediato ese cuerpo muerto, te mataré.

-¡Bakugo!- protestó la chica.

-¡A UN LADO!- la empuja para estar frente a Shoto y con voz profunda lo mira con desdén- Suelta- ordenó.

Pero Shoto se aferra más al cuerpo mientras encara al rubio que lo mira de la misma manera.

-No me obligues bastardo mitad-mitad.

En eso, activa su poder de hielo para prepararse para atacar. Los presentes se alejaron para no alterar a Shoto que ahora está dispuesto a dañar quien se acerque a él, pero el rubio no se inmutó.

-Ni siquiera lo pienses.

Con un movimiento rápido, Shoto creó hielo a su alrededor para alejar a los presentes, pero una explosión hizo que se alterará más.

-¡TE LO ADVERTÍ, BASTARDO MITAD-MITAD!

Lo último que recuerda, es sentir un fuerte golpe en la cabeza, y de cómo sus brazos soltaban a su ser amado.

Su alarma logra despertarlo, de nuevo ese horrible sueño lo atormenta. Han pasado 5 años desde que sucedió aquella tragedia.

Se levanta con pereza, todas las mañanas siempre es lo mismo. Revive ese día cómo si fuera ayer, el dolor no ha desaparecido del todo, pues se trataba de la persona que lo salvó de su vida aburrida e iluminó su camino.

En sus 21 años, ya debería haberlo superado, pero el tiempo pasa incluso aunque parezca imposible, incluso a pesar de que cada movimiento de la manecilla del reloj duela como el latido de la sangre debajo de un moretón. El tiempo transcurre de forma desigual, con saltos extraños y treguas insoportables, pero pasa. Incluso para él.

Bajó de su habitación con paso lento para luego dirigirse hacia su cocina, nada fuera de los normal, pero al salir e ir directo al trabajo...

El segundo mejor héroe lo recibe con una sonrisa en su oficina.

El clonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora