Las coincidencias no existen

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Sale de la tienda muy feliz, en eso, recibe una llamada.

-¿Hola?...ah, papá...acabo de salir de compras...no te preocupes, mi hermano aún está en la escuela, me dijo que tiene una tarea y necesita estar en la biblioteca para hacerla...tranquilo, yo me haré cargo de la cena...de hecho, mi compañero me ayudará con las compras...¿qué? No, claro que no, sabes que no sería capaz- sonríe pícara y ve de reojo a su compañero que tiene cara de zombie- ya me tengo que ir...sí, te estaremos esperando- termina la llamada, jala del brazo a su compañero- vamos, hay que hacer las compras.

Más tarde, la chica llega a su casa, entra a la cocina y acomoda la despensa, en eso, alguien entra.

-Ya llegué- anunció un joven de dieciséis años que se quita sus zapatos en la entrada.

-Kazuma, bienvenido- lo recibe la chica con una sonrisa- ¿fue difícil la tarea?

-No- respondió el chico- ¿Y tu amigo?

-Se fue a casa.

-¿Y no pensaste en acompañarlo hasta la parada del autobús?

-Conoce el camino.

-No me digas que usaste tu don para manipularlo.

-Sólo un poco- sonríe de modo pícara.

-Hermana ¿no crees que estás usando mucho tu don?

-No te preocupes, nadie ha notado que lo usé, además, la mayoría de los chicos con los que he salido, son unos tontos, no hay nadie que me recuerde a...- de pronto se detuvo, cuando se trata de ese tema, ella y su hermano lo omiten o le restan importancia- bueno, tú sabes.

El joven baja un poco la cabeza.

-Sí...en fin, iré a darme un baño.

-Claro, la cena estará lista cuando papá haya llegado.

-De acuerdo- sube a las escaleras y sin más, deja su mochila y se dirige al baño.

Se hunde en la tina, dejando caer el agua; ha pasado cinco años, cinco largos años, desde que su más grande héroe cayó. Recarga su cabeza en el azulejo, viendo el techo. Pensando en la persona que lo motivó en convertirse en algún día ser un héroe.

"Kazuma, tú puedes convertirte en un héroe"

Esas palabras quedaron grabadas en su corazón, y cuando dejó de existir, un dolor punzante cómo el de una flecha lo llevó a un pozo sin fondo. Los días pasaban y por cada perímetro que recorría en aquella isla, le recordaba a él. Un día se detuvo en el pequeño parque donde jugaba con su hermana, le recordó la primera vez que se conocieron, la sonrisa brillante que lo hizo admirar.

Su padre se fue a trabajar en el extranjero, su hermana está preocupada, pues ya no jugaba con sus compañeros de clase, casi no salía de casa, y cuando va de compras con su hermana, sólo se limita en esperarla en la entrada sin dirigir una palabra con los vecinos; de pronto, su hermana llamó a su padre, y le pidió mudarse al extranjero con él, pues no soportaba que su hermano siguiera así, al principio, Kazuma se negó, pues en el fondo, sentía que algún día volverá ese héroe, pero no es así.

Su padre cambió de trabajo y se mudaron a América, a un departamento no tan grande, pero si el espacio suficiente para que ambos chicos vivieran lo más cómodo posible. Su hermana, preocupada, lo mantenía vigilado, ya que ambos permanecían en diferentes salones, y el chico no le hablaba a sus compañeros.

Eso hizo que un grupo de chicos lo empezaran a molestar, lo mantuvo oculto a su hermana y padre para que no se preocuparan más de lo que ya están. De pronto, uno de los bravucones lo llevaron al baño de los chicos para intimidarlo, le arrojaban bolas de papel húmedos, lo golpeaban, lo provocaban, el muchacho quería llorar, pero eso aumentó las burlas, gritaba en silencio, pedía ayuda, pero nadie lo ayudaba, quería gritar, pero su voz se quedaba en su garganta. En su mente llamaba a Deku, quería que lo salvara, que lo ayude, pero sabe que eso es imposible, él ya no existe.

El clonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora