Nueva vida

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¿Cuánto tiempo ha estado durmiendo? No lo sabe ¿Desde cuando ha estado escuchando voces? Tampoco lo sabe, sólo sabe que está vivo.

¿Habrá alguien que lo está esperando?

-Doctor, mire esto- informó la mujer.

-¿Qué?

-Sus ondas cerebrales...están creciendo.

Poco a poco, sus oídos comienzan a diferenciar el ruido, pero se vuelve insoportable. Ahí, es como un aura roja lo rodea hasta provocar grietas en el contenedor donde se encuentra; por fin se liberó, el agua sale a chorros y los cables que le permitían respirar, se rompieron.

-Avisen a Tomura- exclamó uno de los empleados- digánle lo que pasa.

-Silencio- ordenó Giovanni- vamos a poner a prueba unas cosas.

Levanta la mirada para ver un par de ojos color castaños.

-Hola, pequeño- saludó- bienvenido al mundo exterior.

No comprende mucho, no sabe lo que es.

-Ven- extiende su mano hacia el ser- no tengas miedo. Estás en confianza.

La pequeña mano del ser tocó a Giovanni, ahí, comenzó su aprendizaje.

Tardaron varios días para que el chico empezara a hablar, a escribir, leer y una que otra cosa trivial.

Tomura vino de visita, viendo como el niño ya sabía a hablar con fluidez y a escribir su nombre en el pizarrón.

-Quiero verlo- dijo el peliceleste.

El doctor accedió y lo guió a una habitación dónde el niño estaba leyendo un libro de álgebra.

-Izuku. Alguien vino a verte- dijo Giovanni.

Tomura observa el cabello verde del niño, alborotado, sus ojos se encontraron con un par de esmeraldas brillantes, y cuatro pecas decoran sus mejillas que lo hacen ver un joven lindo.

El peliceleste quedó complacido con los resultados.

Pero el chico lo mira con desconfianza y temor.

-Tranquilo, Izuku- intervino Giovanni- él será tu tutor. Se encargara de cuidar de ti.

Claro que Izuku no se tranquilizó ni un poco, pues algo le decía que no debía confiar en él. Pero no tuvo opción, pues le enseñaron que debe acatar las órdenes sin protestar. Al final, accedió.

Giovanni le preocupa de lo que pueda pasarle al pequeño. Pues él fue testigo de su nacimiento, su desarrollo, casi lo había criado como si fuera su propio hijo.

-¿Ha sufrido alguna anomalía?- preguntó Tomura.

-No. Su cuerpo es como el de un niño normal. Sin embargo, debe tener la mejor condición posible para que pueda resistir el poder que lleva en su interior- explicó Giovanni.

-Bien. Será sencillo para mis compañeros. Será un excelente villano- sonrió.

Y así, Giovanni entregó al niño para por fin recuperar su libertad, recibió la recompensa, e Izuku se despidió de su "papi" quién le había enseñado lo básico cuando no sabía que hacer o decir; con un abrazo llena de amor fue lo que hizo que el corazón del frío doctor se moviera y sintiera algo que nunca creyó, el amor paternal.

Trató de ocultar sus lágrimas que amenazan con salirse, pero se mantuvo firme, mientras Izuku se alejaba en un auto oscuro.

Izuku observa por la ventana los edificios, los árboles, una que otra persona caminando, su padre le había enseñado un poco sobre la ciudad mediante fotografías. Pero es diferente verlo con tus propios ojos, eso le fascinaba.

El clonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora