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    Es perfecto, o eso quiere creer. Tiene unos padres que le quieren. Una pareja que hasta el momento le es desconocido, y, ¿qué más? Ah, todos en el pueblo cuentan cosas que a él no le contaban. Ellos lo apartan. ¿Por qué es tan simple para él? ¿Por qué es todo lo qué no pudo ser? Reflexiona a solas, porque Nam Joon se ha ido a almorzar en la casa rosada. Presentarse ante ellos será extraño, realmente inadecuado y no querrá provocar infartos a la familia Kim. 

    Piensa en regresar, en salir de la cabaña y meterse dentro de la burbuja. Lo hace rápido para fugarse sin mirar atrás pero en su intento, el tablero no enciende como lo ha hecho anteriormente. Golpea un poco más. No, ni un ruido. Ni luces extrañas ni vértigo. 

    —¡Estúpida cosa!

   —¿Qué haces, Blue Bird? 

   Su doble lo exalta. La sonrisa que le concede es tan extraña como lo fácil que es para este hablar con él, como hermanos de la misma sangre. Y no es tan descabellado que sean gemelos nacidos en otros universos. Arrojados al mundo con distintos paralelos y con gustos semejantes. 

   —Intento irme, no quiero incomodar a nadie si me ven. 

  —Al menos come algo antes de irte, de seguro no almorzaste.

  Arruga el ceño, dejando en vista su transparente sospecha.

  —¿Cómo sabes eso? 

  —No sé, has venido en un horario de almuerzo, pensé que tendrías hambre —sugiere divertido—. ¿Qué hora era en tu universo? 

   —¿Por qué eres tan amable conmigo? —interroga al fin, dejando escapar un suspiro y unas palabras que están comiendo su cerebro—. Quiero decir... No todos los días uno puede toparse con uno mismo y decirle: «Hey, deberías almorzar». ¿No estás incómodo? ¿No crees que esto es muy loco?

   —Creo que es loco pero, ¿por qué debería sentirme incómodo? Me conoces y te conozco mejor que nadie, ¡deja de pensar tanto! Y disfruta de este disparate conmigo, como has dicho, no sucede todos los días.

     Entonces acepta la mano estirada de su contrario, saliendo de la burbuja para regresar a la cabaña, donde le esperaba un plato de comida: Pollo salteado y papas asadas. Devoró con gusto, porque era cierto que no ha comido en su universo. Mastica con gusto el sabor casero, dejando de devorar en el instante que se da cuenta que, es muy familiar. La cocina de su mamá le embriaga de recuerdos.

    El dolor le oprime. Tanto que deja escapar lágrimas traicioneras, ensuciando la carne al aderezarlo con el gusto salado de su llanto. La mano de Nam Joon consuela su espalda, tiene un nudo que le impide tragar. Le entrega el platillo con el apetito cerrado, mientras la boca de su estómago intenta no arder.

   —Lo siento, no puedo comerlo... —Sorbió su nariz, se limpió con su manga—. Esto lo cocino ella, no sé si estoy preparado.

  —De acuerdo, Blue Bird, no te preocupes, intentaré comprar algo en otro lugar.

  —Gracias... —esboza una sonrisa a medias—. Hasta solucionar el desperfecto de la máquina creo que deberé dormir aquí. 

   El otro asiente, volviendo a insistir que no se preocupara. Le daba gusto ayudarlo y acomodarlo en su mundo, pues aunque no lo dijera, sabe entender ese brillo curioso y ávido, tal como un niño que todavía tiene muchas preguntas que no lo dejan tranquilo. Probablemente, Nam Joon desee sobre lo que pasó entre él y sus padres. 

    Es un tema delicado que nunca le ha mencionado a nadie.

  

PARALLELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora