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   Deja de sonreír. De molestarlo con el asunto de Tae Hyung. Un recuerdo fugaz y la sombra de un pasado. Mantiene la seriedad un instante, reflejando curiosidad e intenta cambiar el curso de la conversación. Quiere volver. Quiere regresar. Lo exige, lo necesita pero sobretodo, ignorar que Tae Hyung existía en ese universo. ¿Cómo podía ser tan cruel el destino? Es vileza pura.

    Las náuseas lo empujan, sentándose para olvidar el hilo de conversación. Nam Joon le sigue, lo consuela tras creer que lo acaba de perturbar.

    —¿Qué sucede, Blue Bird? 

   —Cuéntame que te dijo la señora Norrer. ¿Hay una forma de que pueda volver?

   Lo medita. Un suspiro largo y una duda creciente.

   —Puede ser... —menciona, su nariz y frente se arrugan—. Me contó que hay un ex empleado de Neo aquí en el pueblo. Vive en el faro, es pescador desde hace un buen tiempo. No puedo prometerte mucho, pero es algo, ¿cierto?

    Al igual que un anzuelo, pica en su relato, se come el cebo y lo disfruta con esperanza. Brillan sus ojos e intenta no exclamar en risas, mas lo hace, abraza a su contrario, lo estruja con fuerzas y baila con este a pesar de que ninguno realmente tiene el talento del baile. 

    Como tienen dos pies izquierdos, ellos caen al suelo; comparten otra risa aniñada, entre dolor y quejas, suspiros y calor. 

   —¡Podré irme! —exclama hasta que ve como Nam Joon expresa una sincera pena—. ¿Qué sucede?

   —Me pone triste tener que despedirme de ti. —Se irgue del suelo, luego extiende su mano, ofreciéndole su ayuda con mucha amabilidad—. Odio las despedidas.

   —Todavía no me voy, llorón.

   —Habló el más llorón de los dos.

   Una nueva risa contamina las paredes, las pintan, y ambos se proponen encender el tocadiscos. A todo volumen, por todo el interior para disfrutar al máximo de esos momentos. Sí, odiaba también las despedidas, cree que tiene un amigo. El mejor y único amigo que le está dando cosas que, para cualquiera no serían nada, pero para él, son tesoros invaluables. Pero entonces regresa el tema que tanto detesta, ese que lo consume cuando con un sutil acercamiento, su doble lo encara.

   —Blue Bird —manifiesta serio—, me dijiste que estabas solo pero... ¿No hay un Tae Hyung en tu mundo? ¿No tienes un Tae Hyung ahí?

    Un Tae Hyung. 

   —No, no conocí a ningún un Tae Hyung en mi mundo... Nunca nos cruzamos.

  —Pero, Blue Bird...

   —Nunca nos cruzamos.

   

PARALLELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora