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    Aún las dudas afloran en su mente, Blue Bird tiene en su poder un cuaderno. Mismo que la deja inmersa en la posibilidad de comó ha descubierto la forma de volver. ¿Sería eso?

    —¿Blue Bird no te habló de un cuaderno antes de irse? —Dispara la interrogante—. Jackson lo compartió con nosotros, era de su abuelo.

    Nam Joon cierra el libro que sostiene, el marcalibros guarda la página en la que está. Negó al sospesar unos segundos esa respuesta, e intenta confiar que no finge. Él nunca le ha mentido, siempre ha sido sincero. ¿Por qué debe preocuparse entonces?

    —Entonces —prosigue ella, pensativa—. ¿Habrá descubierto la manera de volver? ¿Solo?

    —Yoo Ri, estás... —Cierra sus labios, bufando al verla reaccionar de una manera que no había visto antes en ella—. Seguramente fue así. No lo sé. Él no sé que hizo luego, lo dejé solo.

    —¿Lo dejaste irse solo?

   —¿Querías que lo retuviera? ¿Lo presionara?

    —No pero...

    Aprieta sus manos que descansan en sus costados. La mirada se vuelve tormentosa y Nam Joon no quiere pelear, no de nuevo cuando ha sido una tarde agobiante.

    —¿Pero?

    —Pudiste frenarlo —acota—, se fue sin despedirse. ¿Y si no regresa?

     Sus labios se arrugan, en consecuencia hay un mutismo breve que es roto por el suspiro de Nam Joon. Revuelve sus cabellos con sus yemas, alejándose a zancadas para evadir todo aquello. Huye del tema porque entiende que Yoo Ri se está dividiendo. Y no quiere ni piensa reclamar, nunca fue así ni dudaría.

    No sabe siquiera cómo su doble lo logró, así que intenta recordar que sucedió luego de la discusión.

    Lo único presente en sus recuerdos, es la última frase que le dedicó antes de echarse a correr a la cabaña: «Dile a Yoo Ri que la amo», palabras que transmitió como suyas. Un arrebato que lo llenó de adrenalina y latidos galopantes.

    No es mejor que él, así sigue creyendo. Ahora él parece un reemplazo de su ausencia, sabiéndolo en lágrimas silenciosas, oculto en el baño. Sin poder controlar esa inesperada tristeza, va limpiando sus mejillas empapadas con sus dedos nerviosos.

    —Nam Joon. —Golpes en la puerta lo obligan a cesar—. ¿Estás bien?

    —No... —admite rendido—. No estoy bien. Todo ha parecido un sueño. No malo ni bueno, solo un sueño de ciencia ficción.

    —Nam Joon —repite de nuevo, todavía en la puerta sin apresurarse a abrir—. ¿Eres Blue Bird?

    —¿Por qué crees eso?

    —¿Puedes responderme?

    —Yoo Ri... ¿De nuevo con esto?

    —¿Eres o no?

    —No. No lo soy.

    Decide abrir, la ve entonces con la expresión enfadada. La boca a punto de reprochar, en cambio besa su boca de forma fugaz.

    —¿Tienes miedo de que yo crea que le hiciste algo?

    Asiente. Traga ansioso, colocando sus manos en los hombros de su contraria. Tiembla al pensar en lo que pasaría después pero es sincero. Blue Bird se fue sin dejar rastro, excepto que su recuerdo quedará impresa en ellos.

PARALLELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora