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     El día parece más brillante. Dulces cantos de pájaros rodean el bosque y una brisa que enciende su curiosidad por ver más allá de la casa rosada. A sus espaldas la sombra de Nam Joon, él se despide con el brazo extendido hasta que los ve desaparecer por el sendero hacia el pueblo.

    Nada es diferente excepto que no hay esculturas tecnológicas ni impotentes artefactos. El ambiente es alegre también más vibrante porque hay niños en la pequeña plaza. Más personas y vecinos moviéndose entre las tiendas. Se detiene una vitrina y Yoo Ri no lo apura, lo deja contemplar todo al ser como un turista.

    Tampoco hay postes de luz modernos, se ven antiguos. Justos para la época en la que viven. En esa misma tienda sale Tae Hyung. Al principio le cuesta hablar así que su «amigo» toma la palabra.

    —Yoo Ri, llegaste antes... ¿No llegarías en dos semanas? ¿Qué sucedió? —Una voz tensa.

    Quizá por la sorpresa o el sutil odio que desprende de su comentario. Ni siquiera lo pretende camuflar.

    —Lamento si he arruinado los planes que hayas tenido todo este tiempo, querido —contesta ligera, puramente feliz aunque sonara a hipocresía—. Los planes que llevas durante años, quiero decir.

    —¿Planes? No sé de que hablas... ¡Ah! Eres igual de paranoica que tu hermano.

    Blue Bird interpetando a Nam Joon, acalla y escucha. Se odian, es evidente. La mención del hermano hace reír seca a Yoo Ri.

    —Puedes decir lo que quieras de mí pero dañaste e insultaste a mi hermano —escupe al fin el veneno atorado y toma su mano para tirar se él—. Eres una basura, Tae Hyung. Una rata oportunista.

    Abre sus ojos antes de apartar la vista de Tae Hyung quien sonríe pese al insulto. Las declaraciones son fuertes pero no parece defenderse de la acusación aunque ella no le da tiempo.

    En la parada del autobús de la ruta cinco, rasca sus manos y sus pies se mueven en la espera del transporte. No opina acerca de lo que escucho y Yoo Ri está sentada a su lado, suspirando pesada una y otra vez.

    —Me molesta demasiado ese chico —dice rabiada—. Sigo sin entender porque es amigo de Nam Joon. Pisoteó el corazón de mi hermano como si para él fuera un insecto, lo usó reiteradas veces. Tuvo que ir a terapia por su culpa y mis padres lo ven como el raro, siempre lo he defendido y por eso peleé con mi madre.

    Inspira. Sus dedos intentan calmar a Yoo Ri al entrelazarlos. Ella no rechaza el gesto, muestra extrañeza y desvía su atención hacia la calle.

   —Creo que Tae Hyung... —habla suave, la fuerte corriente al tocarla es inevitable—. Es de ese tipo de persona que no está satisfecho porque su alma esta rota. Supongo que por eso Nam Joon sintió pena por él.

    —¿Conociste un Tae Hyung también? —Y presiona un poco más, no quiere soltarlo—. Hablas como si lo conocieras.

    —No. Para nada. Solo lo sé.
   

PARALLELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora