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     Salen después de hablar, lo buscan en el exterior y él ya se encuentra en la puerta con ganas de abrazar a aquellos dos maravillosos seres de un universo paralelo. Sin embargo, es su turno de entender como podría irse.

   —Blue Bird, escucha lo que voy a decir y no quiero que te enojes.

    Asiente. Lame su labio de una forma ansiosa, dispuesto a oír cualquier mala noticia respecto al pescador. Intuye por la manera apenada en que lo contempla, que no es nada bueno y que su única oportunidad de regresar se vuelve una idea lejana.

    Y en la brevedad al comenzar su relato de que ese hombre no quiere ayudar, sus esperanzas se achican. Disminuyen a golpes. Chasquea su lengua, rasca la piel de su mejilla con algo se fuerza y las uñas lo marcan, quedando una línea rojiza de unos centímetros. Vuelve a chasquear su lengua.

    —¿No hay manera de encontrar a otros trabajadores de Neo? —insiste Yoo Ri—. Podría ayudar. Seguramente Jackson sepa algo, lo llamaré.

     —Gracias, Yoo Ri —espeta, sorpendido por la elegancia y bondad que transmite al sonreír—. Eres mi salvación.

    —Eh, ¿estás coqueteando con mi novia?

    Luego escucha su risa, que deja en evidencia que se trata de una broma ligera para molestarlo y lograr sonrojarlo en el proceso.

   —Pobre, no lo molestes así. —Ella lo golpea suave en el hombro—. Aunque ahora que lo noto, es muy pudoroso. ¿Te has acostado con alguien?

   —Eh... —Nervios, una mordida y de nuevo se rasca—. No. Nunca tuve oportunidad de hacerlo.

   —¡Oh! ¡¿Esto es real?! —Y Yoo Ri abre sus ojos—. ¡Por todos los ravioles del mundo! ¡Nam Joon, que tu doble es virgen! ¡Qué locura!

     ¿Ravioles? ¿Por qué se sorpende tanto? Desvía la vista a otra parte, intimidado mientras escucha a Nam Joon soltar una carcajada.

    —Bueno, Yoo Ri, nunca he tenido pareja —añade en voz baja.

  Yoo Ri pide disculpas, dejando una caricia amorosa en sus cabeza, un gesto común y por inercia de su parte. Siente lo geniuna que es al tratarlo, e identifica un misterio sin resolver en sus ojos y eso le entusiasma por lo que, no puede evitar que sus mejillas ardan.

    Una brisa sopla, percatando el objeto que decora en el terreno y por ende, Nam Joon proponga de repente mover la burbuja. A nadie le resulta extraño hasta ese momento.

    —¿Te parece si cenamos ravioles? —dice Yoo Ri mientras hacen rodar la máquina. Es ligera aunque en apareincias parezca pesada.

    —Me parece bien, hace mucho no como ravioles.

   Blue Bird quien está callado, intenta no interrumpir la conversación.

   —¿Te gustan los ravioles, Nam? —cuestiona Yoo Ri a su persona y se detienen los tres al dejar la burbuja detrás de la cabaña—. ¿Espera como te puedo llamar?

   —Blue Bird. Así me apodó Nam Joon.

   —¡Ah! ¡Blue Bird! Suena encantador. Seguro es así porque a los dos les gustan los pájaros y el jazz, ¿o me equivoco?

   —No, no te equivocas —ríe.

    Concede la razón, pues le agrada que conozca tan bien a Nam Joon para suponer algo muy simple. Es entonces que la contempla de nuevo pero más discreto cuando regresan a la casa rosada. Los ve caminar juntos, al mismo ritmo, sincronizados sin tomarse las manos, solo caminando en la medida justa sin necesidad de apegarse.

PARALLELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora