025

74 14 40
                                    


    Yoo Ri regresa horas después. Se anuncia desde la puerta y exclama que ha comprado la cena, carga las bolsas y las deja en la cocina. Pero la música jazz llena todo el lugar, ella persigue el sonido proveniente del salón en pasos risueños.

   Las luces están apagadas. Las enciende con extrañeza al no escuchar a ninguno de los dos muchachos, sabiendo que ambos aman hablar de los discos de vinilo. 

    No obstante, no ve a dos sino a uno. ¿Nam Joon o Blue Bird? ¿Cómo estar segura? Repasa su lengua sobre su boca, realiza un acercamiento hacia el sofá donde este se encuentra tumbado boca arriba. Con pies descalzos y ropas cómodas.

    —Oh, llegaste —dice al mirarla por primera vez, con ojos cansados—. Creí que no vendrías. 

    —Ya vine y... —Duda. Aprieta su boca antes de añadir—: ¿Dónde está Blue Bird?

    —Se fue. Y no sé si va a regresar —contesta apagado, decidido se levanta como si sus huesos pesaran. Sus manos se destinan a los hombros de Yoo Ri, los masajea suave.

    —¿Cómo que se fue? ¿Adónde? ¿Por qué? ¿Con qué dinero?

    Un amontonamiento de interrogantes, donde las respuestas se demoran. Su insistencia es más impaciente, mientras Nam Joon desvía su mirada hacia la ventana para contemplar los focos exteriores.

   —A su mundo... —Suena triste, quebrado—. Le dije que no importaba si se quedaba más tiempo con nosotros. Él no pudo con la presión de esa idea y se fue. Se fue, Yoo Ri.

    Ella no lo puede creer, así que lo busca en cada habitación esperando que fuera una broma. Abre las puertas y las cierra. La última alternativa que tiene es buscar en la cabaña. Tampoco está. Rodea el terreno, notando que la esfera no está.

   No es creíble. ¿Cómo logró activar la máquina? ¿Qué hizo? ¿Por qué se ha ido? Regresa a la casa arrastrando sus pies, con su cabeza baja. La música sigue presente, preocupada por la estabilidad de Nam Joon lo va a abrazar lejos de importarle lo que discutieron esa misma tarde.

     —¿Estás bien?

    —No —responde él—. Discutimos cuando te ausentaste. Lo alejé... Creo que tuvo razón, aparto a las personas.

    Un suspiro suelta, buscando la boca ajena en una disculpa profunda por sus errores. Una reconciliación con amor, sin ropas de por medio en el mismo sofá en el que estuvo recostado, culpándose.

    El calor los maniene apegados, teniendo sudores perlados entre las clavículas y el cuello. Un beso profundo, con sabor a éxtasis y dulzura. Lamidas anorosas y caricias intensas. Venerando y amando porque no conocía otro modo.

    —Te amo, Yoo Ri —suelta natural—. Eso es lo único que sé.

    Se estremece. Ella sabe que es la primera vez que se lo dice en voz alta. Nunca esperó algo así de parte de Nam Joon pero, el momento lo apremia.

   —Y yo te amo a ti —enuncia directa—. Sabes que no puedo atarte, aún si te sientes atraído por alguien que destruyó a mi hermano. Es difícil para mí pero te apoyo, porque no quiero que perdamos nuestra amistad si nuestro amor se acaba.

   Besa su frente, repasando sus formas para verla apartarse tras esucharla decir que tiene hambre. Se ríe ante esa sensación refrescante.  

PARALLELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora