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    Regresar a la casa rosada es significativo. No sabe si estar emocionado o por lo contrario, que su pequeño paseo ha sido un sueño.

    Nam Joon los recibe en la entrada, su presencia es un consuelo y a la vez, un desaliento por el inapropiado comportamiento que tuvo con Yoo Ri. Ella aprieta su brazo y declara que se encargará de hablar con él.

    Los secretos son malos en una relación, así que deja que se vayan hacia el interior de la residencia. Tiene miedo de escuchar, lo único que sabe es que Yoo Ri sale minutos después y detrás Nam Joon de ella.

    ¿Qué pasa? ¿Por que actúan de esa forma?

    Como está sentado debajo del limonero, su doble se acerca afligido y con sus ojos brillantes, semejante a los cristales cuando se reflejan a la luz.

    —¿Ustedes pelearon? —Es lo que dice Blue Bird, asimilando la situación—. ¿Fue por mi culpa?

   —No ha sido tu culpa —expresa derrotado—. Fue la nuestra. Aunque más la mía.

    Sus dedos juegan con el pliegue de su camiseta, evitan verse tras dejar aumentar la incómoda ausencia de palabras.

   —¿Por qué? Se aman, entonces, ¿por qué?

    —Lo hice con Tae Hyung. Él vino en vuestra ausencia y... —Arde en vergüenza—. Lo hicimos, en nuestra cama. Ella se sintió mal por mí, por sí misma cuando me dijo que se acostó contigo.

   Sus palabras directas le dejan un agujero a su consciencia. Blue Bird cree que no se merece el amor de Yoo Ri y no se anima a reprocharle. No tiene ese derecho.

   —¿Te molestó?

    —Eres yo. —Ríe—. ¿Cómo puede molestarme? Te ves igual a mí pero eres mejor.

    —No soy mejor —anuncia.

    Se levanta, se limpia los pantalones. Nam Joon lo invita a beber jugo, retomando la charla en la cocina.

    —Sí lo eres, ella no se acostaría con cualquiera. Porque es una mujer increíble y merece algo mejor que yo.

    —¡No soy mejor! ¡No! —grita turbado por sus palabras—. Tú vida es más sencilla. En cambio, la mía...

    —¡La tuya es más sencilla, Blue Bird! —Encara seguro de sus palabras—: Eres independiente. No tienes que sentirte confundido por causa de nadie. No tienes que aparentar en lo absoluto y tienes libertad.

    —No sabes nada —espeta molesto—. No es así. Yo no me siento libre ni tengo nada. Aparento como tú. Me siento tan inseguro de mi mismo que te envidio. Tienes familia. Tienes amigos. ¡Tienes todo pero lo apartas de ti!

   Lo escupe al fin. Se siente liberado. Lo envidia, sí y eso era un sentimiento horrible. No se disculpa, ninguno lo hace porque aquella discusión fue a más.

    Luego nada.

    Silencio.

PARALLELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora