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    La casa de Jackson es amarilla. Vibrante como el sol aunque no resulta molesta a las retinas. Él camina junto a Yoo Ri de manera cómoda, sabiendo que ella nunca toma la mano de Nam Joon y por lo tanto, resulta menos agobiante la farsa romántica.

    No son convencionales piensa, por alguna razón eso lo extraña. En su mundo no ha conocido una pareja como ellos.

    Unos pasos más faltan. Su acompañante femenina insiste que lo hará bien. La puerta es imponente, hay un timbre del cual Yoo Ri presiona y Blue Bird acaricia nervioso los pliegues de su prenda.

    Desde interior oye el llanto de un bebé, luego el grito de una mujer que ya irá a atenderlos. Dicha presencia se anuncia ante ellos, los recibe sonriente una mujer pelirroja y flamante.

    La esposa de Jackson. Yoo Ri ya le avisó que su nombre es Sarah.

   —¡Yoo Ri! ¡Nam Joon! ¡Que alegría verlos! Pasen, pasen, estamos haciendo la cena.

    El interior no es humilde. Ellos viven en una casa simple pero hay una decoración exigente, cargada. Con nervios se sienta y sale otra figura masculina con un bebé entre brazos.

    Él es Jackson, lo asume. Un hombre de ojos rasgados, sonriente al ver a su primer hijo y los quita para contemplar a sus invitados.

    —Es precioso, Jackson —comenta de repente Yoo Ri—. ¡Los felicito!

    Blue Bird mantiene el silencio, la vista en el bebé regordete y saludable. Con aroma a leche tibia y pañales limpios, con esencia de vainilla como un rico bollo dulce.

   —¿Lo puedo cargar?

   Dicha pregunta por parte de él sorprende a los presentes. Quizá porque no esperan que hablase o que tenga un interés en el pequeño. Jackson ante la duda, contempla prudente a su esposa al pedir un permiso silencioso. Sarah se lo permite, así que Jackson entrega con cuidado a su hijo, quien tiene ojos cerrados e intenta abrirlos.

    Una sonrisa refrescante, huele esa piel y carga como si tenga miedo de romper ese alma frágil. Yoo Ri intenta implicarse, ocultando su preocupación.

   —Pensé que no te gustaban los bebés, Nam Joon —comenta Jackson—. ¿Qué le hiciste, Yoo Ri? ¿Lo amenazaste antes de venir?

   Expresa una risa nerviosa así que entrega al infante de manera inmediata. Más por la idea de actuar como el «original» que él mismo.

    ¿Por qué no le dijo ese detalle? ¿Habrá asumido qué los odiaba?

    Los bebés son puros, no hacen daño a nadie y por eso nunca ha trazado un muro con ellos.

    Pronto ellos dejan de verlo extrañados así que, supone que todo vuelve a ser normal. Jackson se lleva al niño de regreso a la cuna.

   Atrapa a Yoo Ri, susurra en su oído una pregunta crucial: ¿Nam Joon odia a los bebés? Ella sonríe, finge que está coqueteando, por si los ven. Ese susurro vibra en su oreja, del mismo modo, él siente su boca fogosa tras hacerlo. Ella confirma su duda al asentir.

   —Perdón, no sabía eso.

   —No necesitas disculparte, me alegra haberte traído. Nam Joon no se habría involucrado ni hubiese querido hablar. 

PARALLELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora