CAPÍTULO XXX

29 7 10
                                    

Sin editar

Philiph


Traté de no contar las horas en las que me encontraba en cautiverio; los niños que esperaba que se encontraran ya a salvo gracias a Katherine me tranquilizaba un poco, he decir que aún no confío del todo en ella, pero si Gabriela tenía fe en ella, yo debía intentarlo.

Luego de pasar tanto silencio, escuché como resonaba una puerta con furia y se comenzaban a edcuchar unas voces.

—¿qué has hecho ahora Jeanette?— era una voz gruesa, un hombre; dada la familiaridad con la que refería a sus acciones debía ser un cómplice «Alvaro» supuse, el padre de Gabriela.

—¡Lo que tú, no has hecho en todo éste tiempo imbécil!— gritó colérica, debía decir que esa mujer sacaba a cualquiera de sus casillas y debía encerrarse en un manicomio.

—¿te has vuelto loca? ¿qué es lo que tú supones que no hecho?— soltó dando gemido con gran ironía — ¡¿te parece correcto raptar a toda una familia de abogados?!— Alvaro ya gritaba —¡Y todo por tu maldita obsesión!— un golpe en la pared me alertó — ¡Él no va a volver maldita sea! Él dejó de quererte ¡no te ama!

»Yo he estado como un imbécil colgado de ti durante años... Amándote como un loco ¡Nunca me diste una oportunidad!

—Me casé contigo ¿no?— casi río, esa mujer no tiene corazón.

—¡No! Aceptaste por despecho maldita sea. Nunca fui una opción, siempre era él y toda la maldita vida comparándome, yo me voy a disculpar por no ser él ¡incluso acepté que me metieras a esa bastarda! Me hice idiota "creyéndote" cuando me dijiste sobre tu embarazo ¡Por Dios! Odiabas que te tocara.

»Creí... Que al tener algo de él cambiarías, pero yo no podía verla, no puedo verla, es el producto de un amor que siempre quise de ti y jamás llegué a tener. Siempre lo pusiste por encima de nosotros, vas a mis espaldas y le dices que Gabriela es su hija ¡Ni así quiso regresar contigo! Y para acarbala de cagar, la zorra de tu hija va y sigue tus pasos, ¡no, si gran ejemplo de madre el que tiene!—había odio en cada palabra— y el colmo de colmos, es con el ahora primogénito de la familia de ladrones, no bastandole eso ¡se embaraza! Intentan fugarse, por no ser por mi sobrina la maldita se larga— ahora sabemos quién ha sido la cotilla—

—quieras o no aceptarlo, vamos a estar juntos— su voz sonaba pasiva, aunque las palabras de su esposo seguro le habían sabido ácidas.

—No, si se me olvidaba, que se ofreció a ayudarte a buscarla. Te recuerdo que si no se hacía las pruebas de ADN y verificaba que tus palabras eran ciertas no te volvía a buscar.  Si él piensa hacerse cargo de su hija y el bastardito que se carga por mi genial ¡pero tú no te vas con ellos! Deja de hacerte la maldita víctima.

—Y qué pensabas ¿ eh? que después de que prácticamente me obligaran a casarme contigo luego de salir con mi embarazo me enamorara por completo de ti ¡Já! Hazme el favor ¡nunca me quise casar contigo!

»Sabias muy bien que yo lo amaba, lo amo... y ellos no me dieron opción ¡era casarme contigo o abortar! Y ¡AH! Aunque me dolía el recuerdo de que el no estuviese conmigo, pero cuando veía sus ojos lo veía a él y entonces todo volvía a surgir, nunca pude olvidarlo...— su voz era entrecortada y colérica, de seguro ya habían lágrimas rodando por sus mejillas.

—¡Pues no me culpes a mí! Lo único que he hecho es tratar que este maldito matrimonio funcione, hacerte feliz ¡te di todo! Y nunca recibí nada...

El sentir del cambio [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora