epílogo.

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El tiempo había pasado tan rápido, en un cerrar de ojos, tal vez era cierto aquello dónde decían que los días parecían lentos, sin embargo, ni siquiera notabas que ya estabas en otra semana, incluso nuevo día.

Para Jae seguía siendo ayer, el ayer que le hizo detenerse, el ayer que pudo ser feliz, el ayer en dónde recordaba aquél día en el que bailaba con Taehyung, todo parecía ser cercano, pero hoy, era hoy, y mañana seria otro mañana, cualquiera que llegara a ser la manera, debía aprender a superar.

Que las noches dónde pensaba si esté camino era bueno se podían acabar, debía aceptar, debía comprender.

Recordaba la última vez en que visitó a sus padres, no hace más de dos semanas, les llevó comida, al igual que rosas, acompañadas con una pequeña carta, había descubierto que últimamente le gustaba escribir cartas, pues desde qué envió la de Taehyung sintió un alivio.

No tenía remordimientos, o eso creía.

– ¡Hoseok! – corrió para abrazar al castaño que la miraba, había llegado a Seúl y ella le prometió ser la primera persona en recibirlo, era bueno.

Por alguna extraña razón totalmente inexplicable, la cercanía de Hoseok le hacía sentirse tranquila, cómo si no fuera necesario agradarle a todo el mundo cuando sólo lo tenía a él como un amigo.

Era especial Hoseok, le hacía ver nuevamente una luz que perdió.

– ¿En qué tanto piensas? – se separó de ella, para después mirarle, esa chica guardaba muchas cosas, y el quería intentar abrir esa puerta, pero al parecer Jae no era el tipo de persona que contaba sus cosas con tanta facilidad, pero el esperaría.

Esperaría si fuera necesario.

– ¿ah? No, no es nada, ¡apresurate! Los demás nos están esperando, Jin
Debe de estar furioso, llegaremos tarde a la cena.

Saliendo del aeropuerto, los dos caminaron, apenas comenzaba a anochecer, tal vez la llegada de Hoseok se había retrasado de más.

– ¿qué tal va tu restaurante? Jimin me mandó fotos tuyas en él, es increíble, te dije que ése pequeño local era el adecuado, vi los buenos mensajes que han dejado, estoy orgulloso de ti, Jae.

Sintió sus mejillas arder, que le dijeran que estaban orgullosos de ella le hacía sentirse especial, un sentimiento tan inexplicable, pequeño, pero real.

– Honestamente no creí que ganaría popularidad, te lo debo a ti, el hecho de que te molestaras en cada detalle es de agradecerse, eres un gran amigo, Hobi.

Éso dolió.

Mucho.

Hoseok quería algo serio.

Jae no podía superar al chico que hace unos años le dejó rota.

A Hoseok le molestaba.

Jae no sabía de sus sentimientos.

Hoseok trataba de no hacerlos visibles hasta que llegara el momento. No iba apresurarse, después de todo, si su tiempo tendría que usar, lo haría, la consquistaria.

– ¿Cómo ha ido tu viaje por allá?

–Como todos, normal.– el ambiente comenzó a ser rodeado por silencio, si había algo que Jae descubrió de Hoseok, fue que cuando ocultaba algo, su semblante cambiaba.

–Taehyung...el leyó...¿la carta?

– El lo hizo. – tal vez no.– ¿esperas una respuesta de él?

– No realmente, sólo quería que lo supiera, eso era todo, no es cómo si esperara un "lo siento, no puedo hacer nada por ti" nadie puede hacer nada por mí.

 C A S I  PERFECTO | 𝓴𝓽𝓱.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora