Dieciseis: Sin Marcha Atrás

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JiMin POV.

YoonGi se abraza a mi, nuestros cuerpos desnudos compartiendo calor. Inconscientemente llevó mi nariz a su cuello para llenarme de todo su aroma. Me siento derretir cuando llegó hasta la base de su esencia, encontrando en él el cedro y el cumarú. Son dos olores fuertes que matan por completo cualquier rastro de gardenia en el, tanto que ni siquiera puedo distinguirlo, como si el enlace en realidad no existiera. De alguna manera eso me reconforta junto a sus besos suaves, besos que deja por todo mi cuerpo, desde el rostro hasta mi pecho. Su respiración se acompasa con la mía, se detiene un instante y me mira. Ninguno de los dos sabe lo que estamos haciendo, pero sabemos que nos complace, que nos llena y nos reanima. Todo eso es suficiente para nosotros, es lo único que necesitamos para continuar acariciandonos.

Me tomo el atrevimiento de empujar a YoonGi hasta la cama, recostandolo conmigo, yo sobre él. Como el no me impide nada lo lleno de pequeños besos en toda su piel, no me importa si tardo una eternidad en ello, solo quiero disfrutar esa suavidad en mis labios tanto como me sea permitido. Hay cosas que recuerdo de la noche en Hongkong, sensaciones y sabores que ya no se si fueron reales. Por eso quiero confirmarlo, necesito vivirlo una vez más. Quiero experimentar su cuerpo firme contra el mío con el mismo vigor de esa ocasión, sólido e impetuoso. También quiero saborearlo, deleitarme con su textura y consistencia. Hay tanto por hacer que temo que la noche no nos sea suficiente para saciar ni una sola de las exigencias de mi ser. Sin embargo el temor se me va del cuerpo cuando alzó la mirada y YoonGi me dice en silencio que él igual está dispuesto a todo justo ahora. Esos ojos hacen que me estremezca y me aliviane sutilmente, es maravilloso.

Continuo con mi camino hasta detenerme en su pelvis. Lamo el área de alrededor, jugando un poco con sus muslos. Me paseo un rato para provocarlo, su intenso olor a excitación hace que me sienta orgulloso de mi trabajo, el cual ni siquiera he empezado realmente. Tomo el tiempo necesario hasta que ni yo mismo puedo resistir, bajo lentamente y me engullo poco a poco su placer húmedo y caliente. Me sabe bien, más que eso en realidad, tan agradable. Mucho mejor a como lo recordaba, mil veces más intenso.

- Lo haces increible. - Susurra entre gruñidos mientras hala mi cabeza con suavidad, sin guiarme, solo queriendo sostenerse de algo.

Sonrío y me separo de él con una lamida que le saca un suspiro.

- Lo se. - Digo tomando de nuevo su boca. - Tan bien que ni tú podrías superarme.

En mi juego hay un poco de verdad para provocarlo, me gusta esto y quiero hacerlo más. YoonGi me mira con extrema picardía y me separa de él. Me tumba en la cama y aprieta mis muñecas con fuerza, llevándolas por encima de mi cabeza.

- Oh niño. - Ronronea contra mi cuello y estira con sus dientes un poco de mi piel. - No tienes idea de lo equivocado que estas.

Me da gracia que me responda, siguiendo mi juego. El empieza a morder mis brazos y costados. Succiona mis pezones y lleva una mano hasta mi entrepierna, acaricia con solo un dedo sobre el glande y dios, que sensación más apabullante. Si eso puede hacer con uno solo de sus dedos ya me quiero imaginar con todo lo demás. Estoy dispuesto a aceptar todo lo que me ofrezca.

- Bueno, entonces enséñame, demuéstrame que eres mejor. - Le sonrió y atrapó su labio, muerdo suavemente y lo estiró lentamente hasta que se suelta de mí. - Perro que ladra no muerde.

YoonGi sabe lo que quiero y no parece disgustado, todo lo contrario, se que lo está disfrutando, tanto o más que yo. Y pensar que a este tipo lo quería golpear.

- Zorro astuto. - Murmura contra mi pecho y juro que nunca me había gustado tanto ese jodido apodo como ahora.

YoonGi va lamiendo todo mi abdomen, sin detenerse hasta terminar en mi miembro. Espero que se lo meta a la boca pero me toma por sorpresa cuando deja un pequeño beso en la punta, luego otro y otro más, entonces se detiene y me acaricia solo con sus labios bien mojados en saliva. Abre y cierra su boca como si estuviese chupando delicadamente un durazno. Lo hace un montón de veces sin dejar de mirarme con sus ojos negros. El placer me recorre desde la planta de los pies hasta los dedos de mis manos. Quiero tomar su cabeza y sostenerlo pero el me lo impide al entrelazar sus manos con las mías, apretando con fuerza para que no me safe. Me siento arder bajo el escrutinio de su mirada, mi carne crece y se pone dura a un nivel del que yo no sabia que era capaz. Esto es más de lo que puedo resistir y el muy maldito en realidad no está haciendo mucho, solo está besándome la verga con extrema sensualidad.

Quiero parar porque ya no aguanto más pero es obvio que no me va a soltar, no hasta que pruebe que yo estaba equivocado. Dios mio, estoy sudando y no puedo concentrarme en otra cosa que no sea en ese par de cuencas negras. Me hundo en esa brillante oscuridad y algo dentro de mi pecho se contrae. Es un bienestar de completa serenidad y satisfacción que desencadena mi placer. Un último beso sobre mi virilidad y el orgasmo se derrama en contra de mi voluntad. Mi cuerpo se tensa y palpita contra su boca abierta, que recibe todo el liquido blanco. Sigo observando la escena, YoonGi tiene los ojos cerrados mientras bebe y degusta mi semilla. Su rostro no denota otra cosa más que placer por saborear mi esencia y cuanto más observo más aumenta la tranquilidad que siento en mi corazón, me siento bien, increíblemente bien, tanto que no me importa dejar caer las lágrimas de felicidad que se han formado en mis ojos.


















Pasamos horas haciéndolo, casi lo suficiente para quedar satisfechos o por lo menos exhaustos. Seguimos acostados con la respiración apaciguada. YoonGi sobre las almohadas, yo sobre su estómago. Siento como enreda sus dedos en mi pelo y después tira en una suave caricia, su tacto es relajante. No dejo de pensar en lo increíble que ha sido todo. YoonGi se aclara la garganta como queriendo decir algo, yo me giro sobre su pecho y lo miro.

- ¿Qué sucede? - Pregunto tranquilamente, procurando no verme nervioso aunque lo sigo estando.

- Nada. - Sonríe de lado. - Tus ojos son muy bonitos.

Mis ojos, los ojos de mi familia. Un apretón en mi estómago hace que experimente un malestar desagradable.

- Como los de JiHyun. - Digo levantándome y mirando por la ventana, pronto saldrá el sol.

- Los tuyos son diferentes. - Susurra detrás mío, levantándose también pero sin acercarse.

- Claro, supongo que lo son. - Respondo intentando no pensar más en mi hermano. - Debo irme.

Camino por la habitación levantando las prendas que traje puestas, de reojo veo mi reflejo en el espejo que está en una esquina. Llevo sobre mi piel grabados los besos y rasguños de YoonGi. Las marcas rosadas, casi violetas me hacen sentir cálido otra vez. Una sensación demasiado recurrente esta noche. Suspiro sintiéndome de verdad cansado, pero este cansancio no es agotador y doloroso, es un ardor en mis músculos que me llenan de satisfacción. Me pregunto si YoonGi se siente igual. Quisiera preguntarle pero hay una suave barrera que no me deja hacerlo, no se porque pero no importa, por ahora me siento bien así. YoonGi se queda ahí viendo mientras me visto, a veces le echo una mirada y parece bastante atento a cada uno de mis movimientos.

- Eres un Alfa. - Dice YoonGi por lo bajo y yo me rió de él.

- ¿Apenas te das cuenta?

YoonGi me rueda los ojos y sonríe sin ganas.

- Sabes porque lo digo.

Sí, definitivamente lo se pero ya está hecho y los dos estuvimos totalmente de acuerdo, un suceso que es extraño entre ambos. Le veo atento buscando una mínima evidencia de arrepentimiento o culpa pero no la hay, si acaso un poco de incredulidad pero creo que es exactamente lo que yo también siento. Acostarme con un alfa nunca me figuro como algo remotamente posible y sin embargo aquí estamos después de haberlo hecho. Suspiro y aparto la mirada hacia la puerta, repitiendo en silencio que ya debería irme pero antes de eso hay algo más que debo decir.

- JiHyun... bajo ningún motivo puede enterarse.

Se que es obvio pero la necesidad de decirlo pudo más que yo. YoonGi me dice que no hay nada de qué preocuparme asumiendo por ambos que seremos cuidadosos. Puedo con eso así que asiento. Él me pregunta si necesito que me acompañe a la entrada. Yo niego de inmediato pues ya me sé el camino.

Mi mente está en blanco lo que dura el elevador en llegar hasta la planta baja. El auto está frío pero no me molesta. Manejo en silencio las calles que hay hasta mi apartamento y estacionó el auto en el sótano del edificio, justo en el lugar que me corresponde. Antes de bajar reviso el móvil. Hay un par de mensajes, todos de anoche. Entre todos ellos hay uno de mi hermano. Dice que papá' quiere verme y sería bueno que fuera a casa para tomar el desayuno esta mañana. Me quedo viendo la pantalla un buen rato, muchisimo. Suspiro y me reprocho mi maldita cobardía, ya es tarde para arrepentirme, muy tarde. Ya no hay marcha atrás, aunque empiezo a sospechar que en realidad nunca la hubo, no desde el día en que vi sus ojos. Bien, no queda más por hacer. Aprieto los dientes, escribo rápidamente y envío. El día apenas empieza.

Claro, allí estaré. Nos vemos.

Por cierto, buenos días, JiHyun. Te quiero.

Son Tus Ojos -YoonMin/JimSu-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora