Doce: La Habitación En Hongkong

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YoonGi POV.

- Ahora entiendo porque los omegas no pueden dejar de verte. - Me dice con su rostro ruborizado.

La respiración se me corta. Lo miro confundido y bastante nervioso. Apartó la vista hacia la calle, tratando de pensar con algo de claridad pero sucede que sin que yo lo desee una imagen bien clara se me viene a la mente. Ese momento durante mi primera noche con JiHyun. No puedo estar recordando esto, no está bien. El celo no ayuda en absolutamente nada. Busco calmarme pero ya es imposible. El corazón late, no, martillea con fuerza en mi pecho haciendo que los oídos me duelan. Tengo calor, necesito aire y no quiero ni voltear a donde JiMin. El camino al hotel es demasiado largo para mí. Lo es más cada vez que escucho a JiMin moverse mientras sus feromonas inundan la cabina del auto.

Después de atravesar la ciudad llegamos al hotel. Los guardias me ayudan a bajar a JiMin que ya no puede sostenerse en pie. Subimos al elevador y esperó todo otro tramo de incomodidad. Necesito los supresores, a cada segundo que pasa siento que pierdo el control. Percibo un montón de olores, principalmente el de omegas que han usado el ascensor a lo largo del día, pero aunque los distingo perfectamente el único en el que puedo concentrarme es en el de JiMin. Lo aspiró una y otra vez, cerrando los ojos un poco y sudando. En cada parpadeo hay un JiMin de labios abiertos que gime y me mira con su verde intenso, labios rosados que dicen mi nombre y provocan que tenga una erección a contra voluntad. Esto está mal, muy mal. El elevador se abre y nuestros hombres avanzan con el alfa en brazos directo a la suite. Los sigo de cerca mientras mi cabeza es un desastre de pensamientos incoherentes, sorprendido de todo lo que maquila mi cerebro con cada paso que doy. Los guardias me piden la llave electrónica y abro pero cuando ellos están por entrar los detengo sin saber que mierda estoy haciendo.

- Yo puedo con él. - Digo acercándome a JiMin, tomándolo de un brazo y envolviendo su cintura para sostenerlo a lado mio.

Los hombres no me contradicen y asienten en silencio, hacen una reverencia y esperan a que yo entre. Cierro la puerta agitado y abrumado por el olor del alfa que ahora llevo conmigo. Sacudo la cabeza y me obligó a controlarme. Esta mierda no es posible. Un alfa y otro alfa. Es simplemente antinatural. Me muevo con dificultad por el área principal hasta la habitación de JiMin. El dijo que los supresores estaban aquí, así que lo único que tengo que hacer es controlarme y tomarlos, entonces todo irá bien. Supresores. Me concentro en eso. Supresores. Entró al lugar y ayudó a JiMin a recostarse. Miro a todas partes y busco. Abro cajones, nada. Supresores, supresores, supresores. La maleta, tampoco están allí. Necesito las malditas pastillas, ahora, en este instante. Tal vez el baño. Seguro allí las dejo. Camino hacia la puerta y el corazón se me detiene cuando tiran de mi brazo.

Me volteo mareado, abrumado, confundido, emocionado y fuera de mi. Completamente excitado. Sus ojos verdes están sobre mi. Me mira con una sonrisa, con sus mejillas sonrojadas. Acercándose con seducción. Quiero alejarme. Quiero pero no lo suficiente. Mis piernas están bien plantadas al suelo. Lo veo acortar la distancia entre nosotros. Jalo aire porque me falta pero al hacerlo toda la fragancia de JiMin entra a mi pecho. Y aquí todo se va a la puta mierda. Lo jalo del cuello y me abro paso entre sus labios. Es una sensación húmeda, cálida y exquisita que me hace sentir poderoso. Una vocecilla me dice que me detenga pero conforme beso a JiMin esta se escucha más y más lejana hasta el punto de ser inaudible. Mi cuerpo responde al aroma de JiMin y percibo cada uno de los olores de su ser. Los primeros cuatro son intensos, refrescantes y exquisitos. Menta, lirio del valle, naranja y vetiver. Los saboreo en mi boca mientras muevo mis manos por su espalda y cabello. Tirando y pegandolo a mi. Su erección choca con la mía, enviando una corriente eléctrica por todo mi cuerpo que me aviva. Jadeamos entremezclando nuestros alientos. El tira de mi labio pero no muerde, es una suave presión que se siente majestuosa y que me incita a responder de la misma forma. Sus manos se mueven sobre mi pecho y desabrocha mi camisa hasta sacarla mientras yo llevo una mano a su entrepierna y aprieto.

Son Tus Ojos -YoonMin/JimSu-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora