En primera fila.
Ahí estaba yo admirando la perfecta anatomía de Adrián ante mis ojos, aquel chico alto, delgado y con enorme espalda vistiendo una camiseta roja con el número 16. Estoy segura que aunque tuviera cara de extraterrestre, estaría igual de embelesada con él como ahora.
— ¿Entonces te invitó directamente? — samya se postuló para acompañarme y Peter dijo que también lo haría.
Asiento viendo la palomita que se lleva a la boca.
— que interesante, es como si tuviera la necesidad de que vinieras.
— ¿Bromeas? — le doy un suave codazo en el brazo — dijo que le traería la mala suerte.
— entonces no sé para que vienes, vámonos de aquí — suelta peter en un bufido. desde que llegó a la cancha parece amargado.
— no lo haré — me tiro sobre la silla y lleno mi mano de palomitas para introducirlas en mi boca.
El partido comenzaría dentro de unos pocos minutos. Adrián, Cristian, el capitán del equipo y Lincoln, el estratega, dan órdenes a su equipo enviándolos en diferentes direcciones.
Lo cierto es que no tenía ni la más mínima idea acerca del baloncesto y solo venía por ver a él vicecapitán del equipo rojo, por lo cual no me esforzaba por entender lo otro. Solo sabía que si ellos encestaban el balón en el aro contrario 6 veces, ganarían y ahí estaría yo gritando como una maldita loca por su logro.
El profesor da un silbido, lanza el balón hacia arriba y Adrián logra golpearlo hacia su equipo. Se veía extremadamente guapo corriendo, si le quitamos el hecho de que está sudando y de que estoy enamorada de él y así fuera un aborto de mono me parecía hermoso.
(...)El partido estaba en su punto máximo, la última cesta decidiría al ganador y esperaba con ansias que fuera el equipo de mi crush.
Me había dado cuenta de que el me lanzaba miradas de reojo, pero eso era exactamente lo mismo que hacía peter, no sabía con exactitud lo que estaba sucediendo, pero actuaban de manera extraña.
Aveces pienso que los hombres son más bipolares que nosotras las mujeres.
En cuanto meto la última palomita en mi boca, visualizo los profundos ojos de Adrián sobre mí y la multitud rompe en histeria, todos los del equipo de Adrián se abrazan entre sí o saludan a los del equipo contrario. Miro a mi alrededor intentando comprender lo que sucedió y me doy cuenta que la pantalla marca 6 a 5 venciendo los rojos.
Sonrío levantandome mientras veo como Adrián se acerca a nosotros con una sonrisa ensanchada en su cara.
— Leila... — susurra peter.
— ¿Si? — giro mi mirada hacia sus ojos verdes que me detallan sin escrúpulo alguno.
— te gusta ¿verdad? — señala a Adrián con su quijada. — no puedes ocultarlo porque tu mirada te delata.
— si, me gusta, pero yo a él no.
— ¿Entonces puedes darte la oportunidad de conocer tu entorno? — suplica con la mirada — ¿Puedes entender que hay personas que si te valoran? Te conozco muy poco, pero verdaderamente te aprecio y él es un estúpido si no se da cuenta de lo que se pierde.
No sabía que decir, peter tenía razón, mi relación con Adrián no iría a ningún lado, pero no quería abandonar mis esperanzas y mi 1% de posibilidades con él.
— ya lo sé, puedo darte la oportunidad de conocernos más, pero date cuenta que no puedes pedirle a una persona enamorada que deje de amar... Eso es ridículo.
El suspiro de Adrián me hace volver la cabeza hacia su dirección.
— ¿Como lo hice? — se apoya en la reja sonriente. — esta vez me trajiste la buena suerte. — sus ojos viajan de mí a samya y de samya a peter, en el cual se detiene y frunce el ceño fulminandolo con la mirada.
— esto comienza a aburrirme Leila, te veo mañana en clases — toma mi mentón y me planta un beso en la frente, luego se va.
— ven aquí a la cancha Laila — baja sus tensos brazos, hace un mohín y me vuelve a ordenar lo mismo.
— ¿Te das cuenta que no puedo ir? — reprocho. — ¿Quieres que Ramírez me de un sermón?
— no lo hará, yo gané hoy, así que me llenará de cumplidos y me dejará hacer lo que quiera. Ahora ven aquí.
Miro a samya con ojos de cachorro para que me acompañe, pero la muy descarada se da la vuelta y corre hacia uno de nuestros compañeros de clase para irse con él quien sabe adónde.
Los pasillos eran muy grandes, por lo cual no sabía donde quedaba la entrada a la cancha.
— mierda, ¿se supone que es aquí? — halo de la gran puerta de metal con toda mi fuerza para encontrarme con Adrián empujándola desde la parte de adentro.
— eres una debilucha. — me coge de la muñeca, me lleva al centro de la cancha, luego le da el trofeo a Cristian y posa sus ojos en mí. — maldita weasley. — vocifera evitando mi mirada — quería darte este maldito trofeo, pero ya no lo haré.
Parpadeo consecutivamente sin entender la situación.
¿Que bicho le picó?, ¿porque está molesto conmigo?
— pero si... — me interrumpe.
— no te volveré a dejar sola por mucho tiempo joder.
— ¿Porqué?
— porque no quiero que te enamores de nadie más weasley, jamás permitiría que alguien te lastimara, — se acerca a mí y planta sus labios contra mi frente. — porque no quiero que nadie aparte de mí te de besos en la frente o en la boca o en tu maldito cuerpo.
— estás loco.
— lastimosamente, tú me estás arrastrando a tu locura.
Sonrío ante su ternura, Adrián era como una chica con menstruación, podía sufrir cambios emocionales de manera muy seguida, realmente era un amor bajo esa coraza de chico duro.
— pues entonces ten en cuenta que dos locos están hechos para cometer locuras que los lleven hasta la luna — le respondo mordiendo mis mejillas.
Y no fué hasta el día en que él me confesó que ese beso sobre mi frente había sido para borrar el de Peter. No fué hasta ese día en el que lo entendí.
La locura puede llevarte hasta la luna, pero algún día tendrás que volver a caer.
Mi golpe fue tan duro, que me costó volver a levantarme. O eso creía.
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SMILE. [COMPLETA]
Romance¿Como alejarme de tí? Si contigo toqué el cielo y la luna de paso.