capítulo 11.

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  La puerta estaba abierta, saltaba a la vista que mi familia había llegado puesto que el coche azul de mi tío está parqueado en el garaje

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La puerta estaba abierta, saltaba a la vista que mi familia había llegado puesto que el coche azul de mi tío está parqueado en el garaje.

Sentía ganas de todo menos de llegar a la casa y verle la maldita cara a Efraín después de 2 años. Lo que más me molestaba de ese imbécil es que se pareciera tanto a mí, con los mismos cabellos rizados de color marrón oscuro y con los mismos ojos marrones.

Entro a mi casa con un breve "hola" no muy convencional.

- Leila, mira que grande estás - mi tía me acoge en sus brazos llenándome de besos carmesí la mejilla. No es que odiara a mi familia, pero en momentos como este prefiero encerrarme en mi cuarto a leer que soportar a mi familia hablando de sus vidas.

Mi papá llega en la patrulla sacándome una sonrisa. Corro hacia él para abrazarlo.

Raphael era mi padre adoptivo desde mis 12 años, un hombre que amaba a mi mamá como a ninguna otra y eso para mí era realmente extraño puesto que amor como ese es prácticamente inexistente. Era un hombre dedicado a su trabajo, apunto de ser pensionado y que me consideraba como su verdadera hija.

- ¡Papá! - me acuna en sus brazos, luego me aleja un poco para sacar una caja de su coche y brindarmela.

- ¡Feliz cumpleaños muñequita!

Sonrío, le planto un beso en la mejilla como agradecimiento para posteriormente pasar de mi familia corriendo hacia mi habitación sin pasar por alto la mirada de mi repugnante primo.

Una vez en la habitación abro la pequeña cajita sacando un collar con mi nombre tallado en él. Mi padre tiene buen gusto con estas cosas.

La puerta se abre dando paso a un arrognate efraín, como siempre era un fanático a lucir como un chico rudo y posesivo, pero esa mierda no funcionaba conmigo.

- lárgate de aquí descerebrado de porquería - lo reto con la mirada apretando el collar contra mí.

- vaya, que ruda te has vuelto durante estos dos últimos años y sexy también.

Hijo de perra.

- te diría que lo mismo, pero eso no es exactamente lo que pienso imbécil.

- ¿Porque no me das una maldita oportunidad Leila?

- ¿Porque no te vas del país y de paso de la maldita tierra? - comienzo a empujarlo para que salga.

- porque no podría dejarte sola en este mundo lleno de depravados.

- ¡aquí el único depravado eres tú hijo de puta! - logro sacarlo de la habitación y cojo el móvil para revisar el contacto de Adrián.

-"¿Puedes venir ya?"

La respuesta es casi instantánea.

- ¿No puedes sobrevivir sin mí? 😏 Voy en una hora weasley, no puedo antes.

SMILE. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora