capítulo 12.

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  Adrián manejaba como un completo loco por las calles de Filadelfia, parecía dueño de las calles esquivando con facilidad los autos que se entrometían en nuestro camino

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  Adrián manejaba como un completo loco por las calles de Filadelfia, parecía dueño de las calles esquivando con facilidad los autos que se entrometían en nuestro camino.

  — ¿Adónde quieres ir? — interrogo en el momento en el que el chico reduce la velocidad.

  — quiero llevarte a la colina — responde con una sonrisa.

  Me pregunto si esa sonrisa es real.

  — quiero mostrarte como se ve la ciudad a estas horas, es una pasada porque se ven todas las casas iluminadas — explica sobreexcitado.

  — ¡pero llueve a cántaros Adrián! — me quejo agarrando con mas fuerza su torso.

  No me preocupaba tanto el hecho de que llovía como si no hubiese mañana, sino que el chico se la había pasado estornudando o tosiendo durante todo el trayecto en moto y lo cierto es que me sentía culpable por no haberle avisado que me había quedado dormida y hacerlo aguardar durante tanto tiempo bajo la lluvia.

  — podemos ir allí después, primero vamos a tu casa. aun llueve demasiado — intento evadirlo para que regrese.

  — ¡no quiero! — hace pucheros. — no quiero verle la cara a mi papá, no quiero causar más problemas. Pronto escampará — da la vuelta en la esquina que lleva a la colina.

  Adrián sufría por algo que yo no sabía, probablemente por su mamá o como él mismo lo aclara; por su papá.

(...)

  La lluvia cesa en el momento en que llegamos a nuestro destino y bajamos de su bmw. Adrián tenía razón al decir que la ciudad era hermosa a estas horas. Las luces iluminaban cada una de las casas y edificios del lugar.

  — te hubiera llevado en un helicóptero si pudiera — me mira decepcionado.

  — ¿pero de que hablas hayward? — inquiero absorta en la bella vista que me regala la colina — no podría haber mejor cumpleaños que éste después de 10 años.

  Sonríe con pesadumbre. Admira la vista como yo, se encuentra encantado pero a la vez disgustado, luego se tira sobre él suelo y saca de su chaqueta un cigarrillo.

  — ¿que haces? — observo él cigarro frunciendo él ceño. — Ni siquiera sabía que fumabas.

  — hay muchas cosas que no sabes de mí estúpida — se pasa la mano por la cara. — mierda, olvidé el mechero.

  — pues mejor, no quiero ver como consumes esa porquería.

  — es solo un cigarrillo weasley, no me matará. — se ríe ahogadamente. — esta porquería como tu lo llamas, ayuda mucho. Libera mi estrés.

  — ¿y porque estás estresado?

  — te dejaré en claro la mierda por la que estoy pasando ahora. Por mi culpa, mi mamá sigue débil de su salud.

SMILE. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora