4. El palacio del dios

4.2K 488 130
                                    

A través de los portales abiertos por los que entraban los representantes de cada especie bajo el mando de Eyron, pudo ingresar una sombra negra que rapidamente se metió por las narices del grupo más fácil de manipular; los humanos, que eran diez.

Con sus ojos volviéndose negros por la manipulación, olieron, buscando a la humana tocada por la divinidad. Así, notaron que estaba en la torre más alta, sin nadie que la protegiera.

.....

Bellorya se estaba mordiendo las uñas de la tensión, de pensar en su padre secuestrado, ¿Aun viviría?

Vio con impotencia sus pies inertes por el dios. No, no era suficiente motivo para rendirse.

Se dejó caer al suelo y comenzó a arrastrarse, había sido educada como guardia del burdel, ella tenía brazos fuertes, así que usándolos solamente se impulsó hasta la puerta pero estaba con seguro.

Frustrada se dejó caer en el suelo lleno de flores, bocabajo, intentando llorar para desahogarse, pero nada.

Se decía que los humanos de dioses eran lo más valioso para ellos, así que esto no podía quedar así, él era un cretino, pero Bellorya también, ¡Lo obligaría a llegar a un acuerdo! Su padre y los demás no morirían.

Fue cuando comenzaron a darle golpes a la puerta, tratando de derribarla. Bellorya ya se había sentado, aterrorizada.

—¡Eyrooon!—llamó, pero se escuchan como varias voces masculinas... humanas. Por puro instinto, la chica tuvo que arrastrarse hasta la mesa al lado de la cama, donde estaba la daga, la tomó con dificultad y volvió toda su atención a la puerta, apuntándola mientras maldecía.

Ella jadeó al ver que debajo de la puerta empezaba a entrar una niebla negra.

Venían por ella, eran los de la tribu deforme.

.....

Eyron se materializó en su palacio, exactamente, en sus aposentos, caminando tambaleante, bañado en sangre negra y sosteniendo débilmente su espada, le dolía como si lo descuartizaran una y otra vez, por eso intentaba no usar nunca su poder, por el dolor.

Apretó la mandíbula. Al menos había logrado su cometido.

Abruptamente, escuchó un grito de sufrimiento ¡Dentro de su amado palacio!

Ensangrentado y bajo la tortura de su dolor, se transportó con el pensamiento al lugar del que provenía ese sonido desgarrador. Llegó a la entrada principal donde los portales estaban activos; una gran cantidad de criaturas y seres estaban reunidos en torno a algo.

Él abrió los ojos de par en par. Se volvió a transportar al centro de tanto tumulto.

La vio.

La mortal estaba tendida en el suelo, desmayada, golpeada, con su daga en la mano.

En su propio mundo, su palacio, alguien se había infiltrado para golpearla y con la daga, pues tenía sangre, le escribieron en la frente una sola palabra.

"Vísitame".

Eyron se arrodilló para tomarla en sus brazos inmediatamente, así, la analizó de arriba abajo, había sido atacada a puño limpio en cara, brazos, torso, pero había sangre en sus uñas, ella se defendió con todo.

—Mi familia—murmuró reaccionando levemente, suplicando incluso así por otros—, salva a mi familia.

—¡¿Por qué no me invocaste?! —le gritó, pero enseguida él se retractó, poniendo una sonrisa al tiempo en que ella se desmayaba de nuevo, en un segundo ya sabía todos los pensamientos de los demás, la secuencia de los hechos. Esto no era su culpa.

El beso del dios |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora