14. El compañero de una mortal

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-¡Ambos ya deténganse!-gritó levantando las manos con terror. Los hombres la miraron confundidos-Pa, pa... ¡Papá! Este dios es un mañoso-señaló a Eyron con bastante énfasis-¡Cuando me llevó a su palacio hizo que yo no pudiera caminar por días!

Rahuí palideció.

-¡Grosera!-le dio la espalda-. Tu intimidad no es asunto de nadie, b-bueno, de ti sí, querido Eyron... ahora bien... ¡Si ella no te cuida, quédate con nosotros y déjala en el palacio! Haremos que mejore tu salud, nosotros te honraremos en nombre de esta maleducada. 

¡¿Qué?!

Continuaron parloteando mientras Lorya intentaba entender toda esa loca situación. Eyron ni la miraba, en verdad concentrado en su charla sobre lo mala pareja que Bellorya era. Con Maeda aferrada de su brazo, la humana se giró hacia las casas buscando una explicación.

Oh.

Su familia entera, guardias, mujeres... Vikena, todos estaban muchos pasos alejados, en completo silencio, sonriendo emocionados. Bellorya se llevó la mano al pecho.

-¡¿Por qué están ahí parados como tontos?! ¡Vengan! ¡Quiero mi abrazo!-los miró incapaz de contener la felicidad, extendiendo los brazos a ellos.

Entre ellos se miraron con diferentes expresiones, entonces Vikena empezó a caminar con lentitud hacia Lorya y Maeda.

-Pe-perdón, hija-notó que también lloraba, a pesar de su enorme sonrisa-e-es que se siente en ti la misma imponencia amenazante de los dioses, es natural que las criaturas inferiores teman acercarse, además... tu cara es... eres otra persona, no te reconozco.

Guau.

Le dio esperanzas, tal vez, la maldición sí estaba cumpliendo, y por consiguiente, podría hacerse exitosamente la doma.

Vikena llegó a ella con las manos sobre su abultada barriga.

-Eyron dice que esta es mi verdadera cara, la otra era a causa del incesto y a Anuk-se lanzó bruscamente sobre Vikena, abrazándola amorosamente. La madrastra la imitó. Sentía lo mismo por ella que con su padre-, tuve tanto miedo de perderte, Vike.

-Yo también. Decían que iban a usar tu carne como almuerzo, y c-cuando supimos que lo mutilaste y desapareciste en el bosque, temí lo peor-lloriqueó hundiendo la cara en el cuello de Lorya-, pero verte con este dios, ¡Siendo su bendita compañera!... a pesar del terror que nos provoca su presencia, es un alivio. Anuk se hace llamar altísimo, y tú te buscaste al verdadero, ja-ja, como siempre, tan revoltosa.

Con las manos de Vikena en sus mejillas, Lorya sonrió.

-C-creo que él me encontró también a mí-y casi se atraganta, porque lo pensó con algo, algo de cariño.

-Desde que eras niña-le dijo Vikena sonriendo con una felicidad encantadora mientras le ponía las manos en las mejillas-fuiste tan indomable; siempre teniendo que escupir, gritar y golpear si debías... siempre dando la cara a todo... en verdad tienes el carácter y la fortaleza de la deidad que necesitamos.

Bellorya lloriqueó, abrazándola y ocultando el rostro en su cuello. Vikena era lo más dulce de ese mundo. 

-Gracias, Viki-suspiró tan feliz de que estuviesen bien, de que la viera capaz de asumir ese papel. Bellorya pegó el rostro al vientre embarazado de su madastra, abrazando a su futuro hermanito e intentando sentir alguna patada-¿Cómo está el pequeño Suré?

-O Dreana-dijo Vikena sonriendo-. Espero que sea una niña.

Eran los nombres que quería usar para el bebé, dependiendo el resultado.

El beso del dios |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora