1.

7.3K 499 305
                                    

Mina caminaba por todo el edificio de su universidad, era la graduación sin embargo ningún profesor la había buscado para darle el título. Mina entró a la sala de profesores y se encontró con todos los mayores tomando un café.

-Buenos días, a mi no me dieron el título ¿Dónde lo puedo buscar?.- Mina vio como un señalaba un papel en la mesa y agradeció con una reverencia. Luego de tomar el papel, salió de ese lugar y bajó hasta el 1 piso para irse.

Lamentablemente, no contaba con que las chicas que siempre la molestaban, la acorralaran.

-¿Ahora que quieren? Ya me iba a ir...- Mina suspiro cansada y enojada con las chicas.

-¿A crear tu juego porno? ¡Ja! Créeme que no te quitamos nada de tu tiempo, tus sueños son una porquería.- Las chicas comenzaron a reír y Mina solo las empujó y caminó a la salida.

-Crearé el mejor juego que haya sido creado jamás ¿Qué importa el género? Solo quiero ganar dinero para largarme de aquí.

Mina sonrió con burla y se fue a paso rápido. Myoui Mina ingresó hace 5 años a la Universidad de Tokyo, a la carrera de Ciencias de la Computación, su madre la había apoyado en toda la carrera e incluso estaba de acuerdo en su sueño.

Pero todos la miraban como si fuera algo raro. Mina sólo ignoraba a esas personas.

Era un día lluvioso, Mina tuvo que usar un paraguas que compró en la tienda de la universidad. Lo abrió y se dirigió hasta la parada de autobús, en donde vio que todos los chicos la miraban con curiosidad.

El autobús llegó y Mina se sentó en la parte de atrás del coche. Myoui cerró los ojos debido al cansancio que sentía por lo que poco a poco se quedó dormida.

En su mente, miles de cosas pasaban, desde como iba a programar: Desde la interfaz del juego hasta las siluetas, pero había un pequeño problema.

Mina no sabía dibujar.

Ese detalle la hizo despertar de golpe, sujetó su mentón con su mano derecha y miró a la ventana que daba a la calle. El bus se detuvo y vio un rayo de esperanza, que al parecer, Dios le mandó.

En una banca, sentada, una chica miraba los lienzos que estaban en su pared pegados de manera improvisada. La joven llevaba una camisa blanca y un pantalón negro ajustado.

Mina sonrió y anotó mentalmente rezarle a Dios cuando llegue a casa. Rápidamente se bajó del autobús y corrió hacia la chica, quién con curiosidad, la volteó a ver.

-¿Le interesan alguna de mis pinturas? Le podría hacer un retrato si desea.- La chica desconocida sonrió con cordialidad y Mina negó con la cabeza.

-¿Haz intentado dibujar digitalmente?.- Mina miró los cuadros que faltaban por guardar y se dió cuenta del enorme talento de la chica.

-Señorita, con todo respeto, no tengo ni siquiera para el internet.- La artista miró con algo de incomodidad a la japonesa y volteó nuevamente.- De todas maneras, agradezco que se interese en mis pinturas, si desea que le pinte algo podría...

- Necesito que me ayudes con algo pero vamos a mi casa porque estoy teniendo mucho frío.- Mina se acurrucó en sus brazos y la chica asintió desconcertada.

-Ahm... Está bien señorita.- De cierta manera, Mina sentía algo de duda al invitar a una desconocida, sin embargo no tenía más opción.

La artista terminó de guardar sus cuadros y comenzaron a caminar hacia una central de trenes.

Mina miró de reojo a la chica al lado suyo y se dió cuenta de los lunares que resaltaban en su rostro.

-Ahora que estamos algo calmadas ¿Me podría decir su nombre?.- Mina se estremeció al escuchar a la chica sin embargo la volteó a ver con una sonrisa.

The Programmer And Her Painter: A MiChaeng A.UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora