𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐈𝐈 𝐔𝐧 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐩𝐞𝐪𝐮𝐞ñ𝐨

7 0 0
                                    

Pasaron un par de semanas desde aquellos incidentes, prácticamente había dejado de pensar en ello y aquel hombre no había vuelto más por la librería o por la zona, lo cual me resultaba intrigante pero tranquilizante a la vez.

Era sábado y caía una intensa lluvia sobre Oxford. Por fortuna semanas antes un compañero de clases había estado vendiendo un automóvil. ¿El motivo? Su padre se había jubilado y deseaba poder obtener un poco de dinero extra así que pidió a su hijo vendiera un automóvil que poseía hace ya un tiempo. Lo ofreció con algunos compañeros y conocidos, pero nadie aceptaba comprárselo. Cansado de buscar comprador le pregunté cuanto pedía por él, para mi sorpresa dijo que solo 300 libras, yo tenía algo de dinero ahorrado así que me ofrecí a comprarlo. No era un automóvil de lujo, pero me permitía moverme en días como estos. Llegue a la universidad y la lluvia hasta ese momento no había cesado siquiera un poco.

Eran exactamente las 7 de la mañana cuando el profesor de Teoría y Política monetaria hizo su entrada triunfal en el salón.

- Buenos días señores, comenzamos con la clase.

Como era ya costumbre coloco el proyector sobre el pizarrón dando inicio al tema del día.

Habían pasado 20 minutos de la hora cuando llamaron a la puerta. Se notó la cara de molestia del profesor por haber interrumpido su clase y abrió esta de un tirón. Se escuchaban algunas voces, pero no se lograba distinguir lo que se decía. Al cabo de unos minutos entro el profesor en compañía de un miembro de la administración de la universidad y al mismo tiempo encendiendo las luces del salón despertando a algunos presentes.

- Buenos días señores.

"Buenos días" respondimos todos a coro, aunque unos tantos en destiempo.

- Esto ya se había comunicado en la universidad en el transcurso de la semana, sin embargo, faltaban ustedes de saberlo. El día de hoy se integra de manera oficial y definitiva como parte vital de la institución un nuevo miembro. Hijo de nuestro fundador y rector por muchos años de la universidad, tomando así el puesto de su padre, el cual como ya lo saben, murió hace algunos meses y ahora, su hijo Nicholas tomara su lugar como corresponde.

Escuchaba atenta el mensaje cuando por la puerta principal entraba aquel hombre que hace apenas un par de semanas atrás me había pedido compartir una taza de café con él. En ese momento mi mente se nublo por completo y mi corazón comenzó a latir con fuerza, sentía como si este fuera a salirse de mi pecho y estuviera a punto del desmayo. Entonces entró al salón, con aquel mismo porte y firmeza con la que había estado presente aquella mañana en la librería o por la tarde en la cafetería. Yo no podía creerlo y lo único que pude decir o pensar fue:

- Esto no es posible...

De momento comenzó a hablar...

- Buenos días a todos. Como ya lo escucharon del miembro del consejo el señor Barclay, seré el nuevo rector de la institución. Mi padre, el señor Arthur Richardson dedicó su vida a esta universidad y ahora es mi turno y deber continuar con su labor. Les pido por favor que cualquier situación, interés o incomodidad me la hagan saber. Quedo a sus órdenes.

𝓑𝓾𝓼𝓬𝓪𝓷𝓭𝓸 𝓾𝓷 𝓜𝓸𝓽𝓲𝓿𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora