𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐗𝐗𝐈𝐈𝐈 𝐑𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐛𝐥𝐚𝐧𝐜𝐚𝐬 𝐲 𝐚𝐦𝐚𝐫𝐢𝐥𝐥𝐚𝐬

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Aquel día la boda había sido todo un éxito. Mi madre y Emilio gozaron y bailaron hasta que los pies no pudieron responderles más al igual que todos los invitados. Como era de suponerse y esperarse, aquella misma noche partirían rumbo a su luna de miel la cual sería un viaje por Europa, visitando lugares como Madrid, Paris, Verona, Venecia, Roma, Barcelona, etc. Viaje, al que había sido invitada, sin embargo, el cual había rechazado. Ya que era un viaje romántico el cual solamente le pertenecía a mi madre y a Emilio. Además de poner como pretexto el hecho de que no podía ausentarme por demasiado tiempo de mis clases. Pretexto que tomaron bastante bien, pero con la promesa de por medio que en un futuro cercano haríamos el mismo viaje, pero esta vez como familia, petición que por supuesto acepte.

- Emily, cariño. Prométeme que te cuidaras y llamaras por cualquier cosa sin importar la hora.

Decía mi madre antes de partir rumbo al aeropuerto.

- Lo prometo. Tu diviértete y por favor envíame miles de fotos de absolutamente todo.

Dije tomándole las manos y dedicándole una sonrisa de satisfacción y alegría.

- Lo hare.

Respondió mientras me besaba en la frente, me daba un fuerte abrazo y subía al automóvil del aeropuerto que aguardaba por ellos.

- ¿Segura que no quieres acompañarnos? Aun podemos hacer cambios de último momento

- Estoy segura. Ustedes disfruten, pero sobre todo cuídense mucho.

- Tenlo por seguro.

Decía mientras me entregaba las llaves de la casa en Belgravia y de la camioneta.

- Toma. Siéntete con la libertad de estar en casa o usar el auto cuando así lo desees y el tiempo que quieras. Nos sentiremos más seguros si no tomas tren a algún otro medio de transporte para moverte a donde lo desees. Úsala para ir a la universidad o a casa. Dale el uso que prefieras.

Dijo mientras se despedía de mi con un beso y un fuerte abrazo. Al mismo tiempo que subía al auto junto con mamá para marcharse por fin al aeropuerto.

En aquel momento, en cuanto Emilio y mi madre se perdieron en la lejanía de aquella calle, subí a la camioneta y me marché rumbo a casa, intentando alejarme lo más pronto posible de aquel sitio, pero sobre todo para huir de Andrew, ya que no me sentía capaz de vivir otro incomodo momento como el de hacía un rato en el bar de aquel hotel.

Avanzaba a paso constante en la tranquilidad de la noche mientras comenzaba a sentir una pesadez y nostalgia abrumadora. Me sentía sumamente feliz por mi madre, pero no podía evitar sentir que mi vida no tenía ningún rumbo o motivo aún. No sabía cómo manejar todo lo que ahora me rodeaba y simplemente deseaba estar sola en aquellos momentos.

Llegue a la casa de Belgravia muy pasada la media noche. Estacione la camioneta frente a la acera y entre para simplemente deshacerme de aquellos incomodos tacones y derrumbarme sobre el sofá de la sala. Aun con el vestido de dama de honor puesto y envolviéndome en una manta al calor del fuego que desprendía la chimenea. Sumergiéndome en un inmenso y profundo sueño, el cual atribuía al agotamiento físico y mental que habían exigido los últimos días o al simple hecho de desear desconectarme por un momento de mi realidad.

Era alrededor de mediodía cuando desperté un tanto desorientada por la hora, incorporándome de aquel sillón con el vestido arrugado y mal acomodado. Así que, antes de comer o beber algo, subí a mi habitación para darme un baño y ponerme cómoda quitándome por fin aquel vestido. Entre a la ducha y podía sentir como el agua resbalaba por mi cuerpo intentando encontrar en esto un poco de paz o tranquilidad. Por alguna extraña razón, sentía las mismas sensaciones y sentimientos que me atormentaron tiempo atrás. Parecía que la boda y cambio de vida de mi madre era como un golpe en la cara diciéndome que yo aun no lograba nada y que tal vez, me encontraba incluso mucho peor que antes de llegar a Oxford. Ya que, a pesar de tener oportunidades nuevas en mi vida, ni siquiera sabía que hacer exactamente con ellas. Por miedo o ignorancia, no lo sabía exactamente.

𝓑𝓾𝓼𝓬𝓪𝓷𝓭𝓸 𝓾𝓷 𝓜𝓸𝓽𝓲𝓿𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora