𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐗𝐕𝐈𝐈 𝐁𝐮𝐞𝐧𝐨𝐬 𝐝í𝐚𝐬... 𝐬𝐨𝐲 𝐀𝐧𝐝𝐫𝐞𝐰 𝐖𝐞𝐦𝐛𝐥𝐞𝐲

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Aquella noche fue mágica. En mis recuerdos, no tenía atesorado ningún momento en el que mi madre, mi padre y yo hubiéramos pasado una navidad como esta o siquiera similar. Siempre éramos solamente mi madre y yo en casa, con una cena de navidad sencilla y sin dinero o posibilidades de más. Así que, aquel día fue el primero en que me sentí realmente dentro de una verdadera familia y sobre todo en una verdadera celebración de navidad.

Los días consiguientes a nuestra primera navidad como familia fueron de verdadera fiesta y calor de hogar. Año nuevo fue igualmente mágico que la noche de navidad, uvas, vino, comida y champagne nos deleitaron aquella noche, recibiendo así nuestro primer año nuevo como familia.

El resto de las vacaciones y de los días los destinamos a comenzar a planear cada detalle de la boda esperando que todo en su momento resultara perfecto. El vestido, la comida, la recepción, la música y la iglesia. Todo debía ser exactamente como mi madre siempre lo había soñado. Todo debía ser como la boda que nunca tuvo.

Pasarón los días y con esto el tiempo. Yo debía volver a Oxford ya que iniciaría un nuevo año escolar y por ende el ultimo y quizás más importante de mis estudios. Mi madre y Emilio se sentían sumamente apenados ya que por cuestiones de urgencia debían volver a trabajar justo el día que yo volvería, trayendo con esto el no poder llevarme de nueva cuenta a Oxford. Yo les había pedido que no se preocuparan por ello y que volvería a casa en el primer tren que partiría aquella mañana de viernes.

- Cariño lo lamento muchísimo.

- No te preocupes mamá. Ya te dije que no hay problema.

- Emily, por favor ve con cuidado y avísanos en todo momento como estás. ¿De acuerdo cariño?

Decía Emilio mientras me abrazaba despidiéndose de mi para marcharse con mi mamá camino al hospital. Yo me había quedado sola en casa y planeaba marcharme a la estación de tren en cuanto tomara una ducha y desayunara por lo menos algo ligero.

Pasaban pocos minutos de las ocho con treinta cuando recordé que, en mi primera visita a Belgravia, había visualizado a lo lejos una librería antigua sin haberla visitado aun hasta el momento. Así que, planee que después de tomar una ducha iría donde la librería y echaría un vistazo antes de partir rumbo a la estación de tren.

Llegue a la librería la cual no quedaba más que a cuatro o cinco casas de donde ahora vivía mi madre. Entre y comencé a visualizar todo cuanto había en su interior. Era un sitio pequeño, pero aquello no impedía que los estantes estuvieran llenos y que, incluso, algunos libros chocaran contra tus pies al momento de caminar por los pasillos estrechos.

Me encontraba admirando un estante que contenía algunos libros de novelas clásicas, de amor y tragedia cuando escuche la voz de un hombre, la cual aparentemente se dirigía a mi...

- Es un excelente escritor

Decía mientras señalaba con su dedo índice el libro que tenía en aquel momento entre mis manos.

- Lo sé. Respondí.

- ¿De verdad? Decía aquel hombre en señal de duda y sorpresa. - ¿Cuál es su libro favorito de dicho escritor? Preguntaba un tanto retador y autoritario.

- El amante de lady chatterley por supuesto.

Respondí tajante y hasta cierto punto triunfante.

- Al parecer es experta en dicho escritor. ¿Algún libro que me recomiende de él?

- No lo sé. Depende del género por el usted se incline.

Respondí mientras me alejaba de aquel estante y me llevaba un par de libros conmigo

𝓑𝓾𝓼𝓬𝓪𝓷𝓭𝓸 𝓾𝓷 𝓜𝓸𝓽𝓲𝓿𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora