Habían pasado 3 meses desde que había llegado a Oxford. Había iniciado con las clases y todo me resultaba novedoso. Eran materias y temas prácticamente nuevos para mí así que debía poner un mayor esfuerzo y empeño. Los maestros eran excelentes y la calidad de la universidad mucho mejor de lo que había imaginado. Mi temor por los compañeros de clase afortunadamente había sido infundado, eran amables y sencillos. No había conseguido hacer mejores amigos hasta el momento, pero a decir verdad era algo que tampoco me preocupaba o interesaba mucho. Ellos se enfocaban a sus actividades y yo a las mías sin dejar de lado un trato respetuoso y hasta cierto punto amigable.
Era una mañana de viernes y el clima aquel día era particularmente helado, podía sentir como el frío y el viento penetraba mi cuerpo llegando así hasta los huesos. Además, por si no fuera suficiente, aquel día la calefacción de la librería no funcionaba lo cual provocaba que el frío se sintiera aún más.
Siempre he odiado las alturas y aquel día debía de acomodar los libros recién llegados de la icónica novela erótica El amante de lady chatterley en la cima de uno de los estantes, cogí la escalera y subí con la finalidad de dejarlos en su sitio. De momento, el vértigo y la altura me hicieron divagar un poco, provocando con esto que dejara caer uno de los libros y yo prácticamente me disponía a caer junto con él, debido al brusco movimiento de mi cuerpo la escalera se había tambaleado un poco y cuando estaba a punto de resbalar del estante un hombre la sujetó con fuerza evitando así mi caída.
- CUIDADO. Grito el hombre mientras tiraba su mochila a un lado para sostener con ambas manos la escalera.
Me sujete fuertemente del estante aun con la cabeza dando vueltas, no deseaba ver abajo ya que probablemente me desmayaría y caería al suelo. Al cabo de unos segundos, cuando recuperé el aliento comencé a bajar poco a poco con el cuerpo aun temblando.
- Gracias. Le dije. Evitando el contacto con él. Aquel incidente había sido vergonzoso y además el estar cerca de un hombre me ponía muy nerviosa.
- Por nada. Dijo intentando encontrar mi mirada
Se agachó para levantar su mochila y de paso el libro que había dejado caer apenas hace unos momentos.
- El amante de lady Chatterley. He escuchado comentarios positivos de este libro, aunque nunca lo he leído.
- Debería. Le dije.
Me entrego el libro al mismo tiempo que nuestras miradas se cruzaban. Era un hombre probablemente no mayor de 30 años, era más alto que yo, cabello y ojos color miel. Usaba barba, su vestimenta no era formal pero tampoco parecía desarreglado, un penetrante olor envolvente a perfume y durante el tiempo que tenía en Oxford no lo había visto por lo zona o la librería. Me observó por un par de segundos cuando de pronto el señor O'Neill interrumpió en escena:
- Por dios hija, ¿Estás bien? Te he dicho varias veces que no te subas a esa escalera.
- Estoy bien señor O'Neill. No se preocupe
En ese momento el señor O'Neill se percató de la presencia del hombre, lo cual parecía no haber hecho momentos antes.
- Oh, dios. Discúlpeme señor, ¿Puedo ayudarle en algo?
- No se preocupe, solo buscaba un libro.
- Por supuesto señor, ¿Algún autor o título en específico?
- Algo de Peter Drucker o Reyes Ponce. Cualquiera estaría bien.
- Por supuesto. Permítame mostrarle algunos títulos. Enseguida vuelvo.
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𝓑𝓾𝓼𝓬𝓪𝓷𝓭𝓸 𝓾𝓷 𝓜𝓸𝓽𝓲𝓿𝓸
Romance𝐄𝐦𝐢𝐥𝐲, 𝐮𝐧𝐚 𝐜𝐡𝐢𝐜𝐚 𝐜𝐚𝐧𝐬𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐬𝐮𝐬 𝐟𝐫𝐚𝐜𝐚𝐬𝐨𝐬 𝐲 𝐞𝐫𝐫𝐨𝐫𝐞𝐬, 𝐝𝐞𝐜𝐢𝐝𝐞 𝐜𝐨𝐦𝐞𝐧𝐳𝐚𝐫 𝐮𝐧𝐚 𝐧𝐮𝐞𝐯𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝐞𝐧 𝐎𝐱𝐟𝐨𝐫𝐝. 𝐒𝐢𝐧 𝐬𝐢𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐚 𝐢𝐦𝐚𝐠𝐢𝐧𝐚𝐫, 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐚 𝐚 𝐩𝐮𝐧𝐭𝐨 𝐝�...