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Narra Antonella

Salí de ahí y esperé en mi camioneta y en menos de 10 minutos ya estaba Paulo saliendo de ahí y entró en mi camioneta rápidamente y salimos rápido de ahí y puse música desde mi celular, Ulises para Paulo, sé que prefiere La Barra y quería levantarle el ánimo peleándolo.

-Na Antonella, dejame a mí que ponga música- dijo y agarró su celular para conectarlo

- Disculpame querido, pero el que me impuso el cuarteto fuiste vos, o quién es el cordobés acá y quién la porteña- dije y rió

-Sorry porteña, que escucha electro- reímos- te voy a poner mi cuarteto querida

Puso La Barra y así viajamos hasta su casa, donde dijimos nuestros nombres y pasamos, ya que Paulo vive ahí.

-Pau, yo vine para que hablemos de lo que te pasó, por que estabas así?- le pregunté y nos sentamos en el sillón frente a frente-Por qué decís que estás solo, tenes a tu familia, tu mamá no pudo venir, pero siempre que puede está acá, tenés amigos, no tenes de que decir que estás solo Pau-dije mientras le acariciaba el cachete, sé lo impotente que se puede sentir a veces, en el pasado yo lo había apoyado en sus crisis de impotencia y no lo iba a dejar solo ahora.

-Pero también necesito alguien que este conmigo en otro sentido, y te voy a ser sincero cuando te digo que desde que terminamos nunca volví a ser el mismo, Oriana no me acompañaba, cuando venía se iba de compras y me dejaba- mi cara era de completa incomodidad, no es muy cómodo que tu ex hable de su ex con vos- perdón si te hice sentir incómoda, pero vos me soportabas mis enojos, mis llantos de impotencia, también estuviste en mis finales y campeonatos, pero sobre todo estuviste todo el campeonato, yendo a cada partido, en frío, calor, y hasta cuando estabas descompuesta y yo te decía que te quedaras en casa haciendo reposo, pero no la terca iba y después me esperabas en casa con una sonrisa siempre, Anto, yo no te merecía, ni te merezco- su voz se quebró- Pero igual me gustaría intentarlo de nuevo, ya sé que es como mi doceava oportunidad que te pido, pero me encantaría volver a estar juntos, que seamos solo nosotros- pegó nuestras frentes y yo mantenía los ojos cerrados y el acariciaba mi cachete.

Éramos solo nosotros en esa casa inmensa, los dos en el sillón con nuestros labios a centímetros, hasta que Paulo unió nuestros labios y yo le seguí ese beso donde demostraba todo, un beso dulce, en el cuál a la mitad se alejó me dio un pico y me abrazó, podría vivir en sus abrazos.

-Pau, me encantaría esto, los dos juntos, vida feliz, pero sabemos que es complicado, que van a decir de vos, o de mí, yo estoy teniendo un trabajo estable, vivo en Milán, no quiero que me maten en todos los medios, no quiero que vuelvan a hablar de mí, no quiero volver a llorar por lo que digan y opinen de mi vida, mi familia, mi cuerpo, Pau, no quiero eso- mi voz se quebró y él me abrazó mas fuerte

-Anto, no podemos negarnos lo que nos pasa y no podemos dejar que lo que los otros digan nos afecte, y te prometo que cuando digan cosas de vos, yo voy a estar, tanto para defenderte como para abrazarte y que cuentes conmigo, y el tema del trabajo, lo vamos a resolver, no quiero que dejes lo que te gusta, y hasta podemos ser tipo Sara Carbonero e Iker Casillas- reí- dame y date la oportunidad Anto por favor.

La periodistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora