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Hermione Granger.

Al inicio de mi sexto año todos estaban paranoicos por el regreso de Lord Voldemort; Hogwarts había puesto aurores en cada entrada a la escuela, los viajes a Hogsmeade eran totalmente supervisados y el clima estudiantil no era el más relajado.

Sin embargo las actividades extraordinarias no podían posponerse o eliminarse ya que nadie sabía a ciencia cierta donde estaba el señor tenebroso o qué era lo que tenía en mente, por lo que en el colegio todo trató de desarrollarse con una normalidad algo acontecida.

La segunda semana de Octubre la profesora McGonagall me llamó a su oficina, según ella necesitaba hablar de un tema importante conmigo. No supe en ese momento cuál podía ser el tema a tratar, puesto que mis notas eran las mejores hasta el momento y mis labores de prefecta no dejaban nada que desear.

— Señorita Granger, la he llamado puesto que se ha abierto una posibilidad de que los mejores alumnos de Hogwarts sean enviados a conocer las dependencias de un Instituto de Magia Privado en la península Escandinava.

Las palabras de mi jefa de casa captaron de inmediato mi atención. Esa sin duda era una oportunidad que pocos tendrían; sabía que nadie dentro de la escuela podría hacerme el peso académicamente hablando, y si la profesora estaba hablando conmigo era porque confiaba en mí completamente.

— ¡Profesora, qué emoción! — exclamé— ¡Me encantaría poder asistir! De verdad que si me escoge no voy a decepcionarla.

Minerva sonrió y se acomodó en el asiento de su despacho.

— Siéntese, señorita Granger — indicó —Usted sin duda es una de nuestras mejores estudiantes, podría llegar a decir que es la mejor de la generación— me halagó —Sin embargo hay algunas cosas que debe saber.

Fruncí el ceño porque no entendía cuál era la preocupación de la bruja.

— No estoy entendiendo mucho profesora ¿De qué se trata la estadía allá?

— Verás Granger, no quiero que pienses que como escuela dudamos de tus capacidades mágicas y mucho menos de tus habilidades como bruja —aclaró —Sin embargo debes saber que Trofalistir es una escuela basada en el prejuicio y el elitismo.

Comprendí de inmediato lo que McGonagall quería decirme.

— Aquí en Hogwarts sabemos que no te has dejado abatir ni intimidar por los comentarios de algunos de tus compañeros, me refiero en relación a tus orígenes—comentó —No obstante,  todos los que asisten allí comparten estas creencias, no malinterpretes lo que digo, sólo quería que supieras que como colegio mereces el reconocimiento, pero deberás asumir que quizás las cosas no sean tan  pacíficas como aquí.

Las palabras de la profesora me abrumaron por un momento; no porque no confiara en mis dotes y en mi aprendizaje, detestaba que creyeran que no era capaz de soportar  a un grupo de imbéciles que se creían superiores, de cierta forma aquí también creían que era débil de una y otra manera.

— Profesora, quiero asistir — declaré —No se preocupe, usted misma ha dicho que me merezco la oportunidad así que la tomaré.

— Bien Granger, hablaré con los maestros y los pondré al tanto de tu situación — me sonrió —Debes saber que estarás fuera un mes y también quiero agregar que debes ser cuidadosa — me miró con sus ojos penetrantes —No quiero ser majadera, pero con todo esto del regreso de Voldemort, el ambiente allá podría ser algo hostil; no debes bajar la guardia.

Agradecí los consejos de la profesora y después de eso corrí a contarles a Harry y a Ron, quienes se mostraron bastante preocupados. Al parecer todos conocían la fama y reputación de dicho lugar y no creían que fuera capaz de manejarlo.
El tiempo pasó y el día que partiría llegó al fin, estaba sumamente emocionada por todas las vivencias que a partir de ese momento viviría, toda la magia que aprendería y la oportunidad que se abría para mí.

«Oscuros Secretos» [Una historia de Harry Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora