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Ronald Weasley

Tengo a la mejor chica del mundo a mi lado.

Ninguna otra podría igualarla, pues Hermione es un sueño hecho realidad.

Toda la vida había estado enamorado de ella, sé que solía tratarla como un patán en los años de la escuela; no podía evitarlo pues no he sido bendecido con la inteligencia emocional de las relaciones humanas.

Sin embargo con Herms he tratado de ser la mejor versión de mí, darle lo que se merece y de estar a la altura de la ministra de magia. Cuando comenzamos a salir después de la guerra ella se convirtió en uno de mis apoyos más sinceros, la muerte de mi hermano fue demasiado dura y mamá tampoco estaba mejor que yo, no obstante allí estaba ella; a mi lado y junto a nuestra familia.

No creí que nuestra relación fuera a prosperar, ella es demasiado perfeccionista y yo soy un desastre, ella es demasiado inteligente y yo suelo improvisarlo todo en el momento, Hermione tenía grandes aspiraciones para su vida profesional y al menos yo iba a lo que el destino me separaba, inclusive ella estaba más feliz que yo cuando pasé las pruebas del entrenamiento para convertirme en auror.

De cierta forma la vida me sonrió cuando aceptó convertirse en mi esposa, yo realmente amaba a Hermione y no podía permitir que alguien más fuera a fijarse en ella y que ella notara el gran partido que era. Pues tiene cualidades de sobra para estar con algún tipo mejor que yo.

Sin embargo me escogió a mí.

Tenía cualidades inexplicables y no podía creer que toda esa mujer estuviera destinada para mí a pesar de ser un completo asno.

Incluso cuando le hablé de que no podía tener hijos.

—Si quieres terminar el compromiso lo entenderé, siempre estaremos estancados; nunca podré darte una familia completa.

Ella me observó con amor y me besó en los labios.

—Seremos nosotros dos hasta que decidamos qué será lo que haremos.

Esa respuesta por el momento me dejó contento, ella estaba muy feliz luego de la boda, había ciertos beneficios por el hecho de no tener hijos, yo en particular detestaba a los niños y a los bebés llorones;  así que por mí estaba genial el no poder tenernos, no obstante sabía que Hermione tarde o temprano los querría y en ese momento estaría abierto a cualquier proceso que ella quisiera someterse.

Mi vida en ese momento era hacerla feliz y estaría dispuesto a hacer lo que ella deseara con tal de que a mi lado fuera la mujer más dichosa de la tierra.

Pero los comentarios de sus compañeros comenzaron a hacer lo suyo y percibí en ella una tensión cuando alguien tocaba el tema de tener hijos, de los embarazos, de armar familia.

—¿Ustedes cuándo van a animarse? —preguntó uno de sus compañeros en una comida que organizamos para su cumpleaños.

Iba a contestar algo cuando ella rápidamente habló.

—No es algo que tengamos en mente por ahora, queremos esperar.

No me molestaba que ella no quisiera hablar de que yo no podría darle hijos, pero si me incomodaba que ella omitía el tema cada vez que salía y que no lo enfrentara, sabía que podía ser difícil;ya que  tampoco me daba la oportunidad de abordarlo.

Un día en un desayuno saqué el tema de la adopción a colación.

—Creo que sería una buena opción, ayudaríamos a un niño que tal vez no puede tener una familia.

«Oscuros Secretos» [Una historia de Harry Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora