Capítulo 36

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Milan

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Milan

Estoy frente a su habitación.

Un día pasó y él seguía con la misma actitud, intenté darle tiempo, pero ya no aguantaba más.

Era inevitable no querer saber lo que pasaba, si el continuaba de la misma manera.

He perdido la cuenta de las veces que me he parado frente a su habitación y he regresado de vuelta a la mía, simplemente porque mi cobardía no me a dejado tocar.

Después del instituto el camino a casa fue una completa tortura, no me dirigió la palabra ni una sola vez, ni siquiera me miró. Quise interrogarlo allí mismo, que me explicara su cambio de actitud, que me dijera si había hecho algo malo, pero no lo hice, porque pensé que no era buena idea, y menos teniendo en cuenta el hecho de que estaba manejando, luego pensé que hubiera sido mejor volver a la casa en autobús.

Medité tanto las palabras con las cuales lo enfrentaría, que al final ni siquiera sabía lo que le diría, lo único que quería era que pusiéramos las cosas claras de una vez y por todas.

¿Hasta dónde hay que llegar por un poco de sinceridad?

Con él llegaría hasta las últimas consecuencias si era necesario.

En un acto de valentía, —tal vez— respiré profundo, tomé el pomo de la puerta y entré sin siquiera tocar. Y no sé si fue muy buena idea hacerlo, porque en el momento en que puse un pie dentro de la habitación, me paralicé en ese mismo instante al mirar lo que tenía frente a mí.

Era él.

Con sólo una toalla al rededor de su cintura, su cabello estaba húmedo, como si hubiera terminado de darse una ducha, parecía buscar algo ya que estaba de pie frente al armario.

Y estaba fornido.

Definitivamente lo estaba, ahora que lo veía con más claridad me daba cuanta de lo tan firmes y definidos que estaban sus músculos, como si pasara mucho tiempo entrenando en algún gimnasio.

Pero algo en especial llamó bastante mi atención, era algo que sobresalía por su costado, al enfocar mejor mi vista, me di cuenta de lo que era.

Un tatuaje.

Juraría que no lo había visto allí la noche que pasamos juntos, supongo que por lo oscuro que estaba la habitación, y lo concentrada que estaba en otra cosa...

Pero no verlo antes tampoco cambiaría algo, porque igual sentía bastante curiosidad.

Él hizo un movimiento y entonces me fijé mucho mejor, era un tatuaje extraño, parecía una línea de vida, de esas que presentan las máquinas en los hospitales cuando se trataba de monitorear el pulso y el corazón.

Me pregunté qué quería decir.

Mis ojos sin poder evitarlo miraron un poco más abajo, en lo que la toalla cubría, su trasero firme y esa parte de su anatomía que me hizo recordar muy bien cuando lo tuve en mis manos...

Dominic© ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora