Capítulo 10

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Milan

Abro mis ojos lentamente tratando de orientarme.

¿Qué día es hoy? ¿Qué mes? ¿Qué año?

No soy consciente de nada, sólo el dolor de cabeza que me embarga cuando trato de incorporarme, pero es tan fuerte que no me deja hacerlo, así que vuelvo a recostarme.

¿Qué pasó anoche?

Sólo recuerdo la fiesta, el juego, el alcohol, a...Dominic.

Ay por Dios, el vómito.

Tapo mi cara con ambas manos.

Dios, que vergüenza, apenas llevo una una semana aquí ¿y ya estoy haciendo el ridículo?

No puede ser, ¿pero en qué estaba pensando? nunca había hecho algo así. Nunca me había atrevido a siquiera probar una gota de alcohol.

¿Hay alguien aquí que te puede llegar a gustar?

Eso lo recuerdo, lo recuerdo muy  bien.

También recuerdo su cara muy cerca de la mía, sus ojos verdes, su pelo, su piel, su boca...

¿Por qué Dominic me provoca tantas cosas? ¿Y por qué me preguntaría algo así? ¿Acaso le interesaría verdaderamente saber esa respuesta?

¿Acaso....

No.

Él nunca se fijaría en alguien como yo. Además tiene novia y yo...

Amir.

A estás alturas ni siquiera sé qué somos, no me llama, ni me escribe. Y yo no sé si buscarlo más. Tal vez se ha olvidado de mí.

Suspiro.

Decido que es mejor no seguir pensando en esas cosas y me levanto de la cama.

Bueno, almenos tengo mi ropa puesta y mi hiyab también, sería terrible que no fuera así. Me despojo de la ropa para así darme una ducha. Hoy es sábado, gracias a Dios que lo es, porque si tuviera que volver al instituto después de lo de anoche, ni siquiera sé con qué cara me presentaría. Cuando salgo del baño me cambio rápidamente.

Una vez lista entonces bajo las escaleras y voy hasta el comedor. La señora Maggie está allí, y Dominic también.

—Buenos días Milan— saluda Maggie y cuando me mira alza las cejas— no te ves muy bien, ¿tuviste mala noche?

—Yo...

—Se llama resaca— comenta Dominic alzando la vista de su plato para observarme— Milan nunca a bebido y ayer quiso terminar con la curiosidad de saber lo que se siente.

Ni siquiera me atrevo a alzar la vista, siento mi cara roja por la vergüenza.

—Siéntate Milan— me ordena la señora Maggie mientras se levanta de su asiento— te serviré tú desayuno.

Voy lentamente hacía la mesa y me siento frente a Dominic, cuando alzo la vista, él está observándome, de una manera intensa, como si quisiera ver a través de mí y eso es lo que me pone más nerviosa. Y yo, no puedo hacer más que perderme en sus ojos verdes que me hacen querer que nunca aparte la vista.

Pero su madre hace que sí lo haga, porque se acerca hacía mí y me tiende lo que parece ser el desayuno.

—Waffles— me informa— te ayudarán a mejorar.

Escucho bufar a Dominic y en realidad quiero reír ahora mismo, por la forma tan graciosa en que sé que quiere fastidiar a su madre y, porque al fín los probaré.

Dominic© ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora