Capítulo 50

2.7K 157 10
                                    


Milan

Justo como lo imaginé, era ella.

Y cuando Dominic pronunció su nombre, sus ojos se iluminaron. Como si era eso precisamente lo que estaba esperando, que él la reconociera.

Mi corazón no supo cómo interpretar el vuelco que sintió de repente.

Ella era muy hermosa, con cabellos negros hasta los hombros, piel pálida y una cara angelical. Yo...nunca hubiese ganado o tan siquiera competido contra su belleza.

A simple vista, ella no parecía alguien que abandonó a una persona en el momento en que más lo necesitaba. Si no, alguien que podía entender y apoyar cualquier tipo de problema, pero según lo que escuché o más bien lo que Daisy me contó, ella lo hizo. Abandonó a Dominic cuando él más precisaba de ella. Y ahora estaba aquí frente a nosotros y no sabía por qué, pero presentía que venía a continuar con aquello que había dejado atrás.

—Hola Dominic— ella volvió a hablar, esta vez con una sonrisa— ¿cómo has estado?

Lo observé a él, esperé su próximo movimiento. Su reacción o lo que fuera que estuviera pasando ahora mismo por su mente, definiría lo que pasaría en los próximos segundos.

Mi corazón sentía angustia, pero algo dentro de mi, sabía que nada malo pasaría. Que debía confiar en él.

Sin embargo, él me observó como si estuviera decidiendo algo en su interior. Miró mis ojos y luego me preguntó:

—¿Me das un minuto?— entonces entendí que lo que no quería era hablar con ella frente a mi, y eso desequilibrió un poco más mi corazón.

Pero por más que hubiese querido que él sí lo hiciera, que me involucrara en su charla para escuchar cada una de las palabras que le diría, no me atreví a protestar o contradecirlo. Es decir, ella era su pasado, y por ende, era algo que debía solucionar por sí mismo. Ya habíamos pasado por algo como esto y sabía que debía dejarlo a él hacer las cosas. Además, esta noche sería la última que nos quedaría juntos como para hacer una escena y echarlo todo a perder.

No.

Este no sería mi último recuerdo de nosotros.

Él estaba aún observándome, y supuse que esperaba mi consentimiento, así que, cuando se lo dí con un asentimiento de cabeza, él comenzó a caminar hacia ella.

Tuve que respirar profundo cuando la vi acercarce a él y envolver sus brazos al rededor de su cintura, acomodando así la cabeza en su pecho. Él no le devolvió el abrazo, pero tampoco la alejó, se quedó estático, y algo contrariado.

Tal vez una batalla se libraba en su interior y lo entendía, porque fue la misma que sentí cuando vi a Amir aquel día. No obstante a ello, ya sabía lo que sentía por Dominic, y ahora sabía también lo que él sentía por mí.

Todo estaba bien, nada tenía por qué ser diferente.

Él tomó sus brazos y la alejó de su cuerpo poco a poco, fue entonces cuando comenzaron a hablar. Y yo, no supe qué hacer, me sentía algo fuera de lugar por estar ahí de pie, observándolos. De vez en cuando él me lanzaba miradas furtivas, como si se estuviera asegurando de que aún estaba allí esperándolo.

¿Cómo no esperarlo? ¿A dónde iría? Se suponía que ansiabamos el momento de estar a solas, y así aprovechar las pocas horas que nos quedaba para estar juntos. Sin embargo, ante el nuevo inconveniente, ahora los minutos parecían acortorse cada segundo.

Por un momento pensé en entrar al vehículo para ocultar al menos mi desilusión. Pero tuve que inhalar profundo ante el sobresalto que sentí cuando alguien habló muy cerca de mi oído.

Dominic© ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora