Capítulo 18

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Milan

Él ni siquiera me pidió permiso cuando propuso irme con él en su auto, lo ordenó como siempre. Su palabra es la ley, yo no tuve más opción cuando ví como Daisy tomaba su camino y Newt se alejaba hacia su coche, todo eso mientras Dominic abría la puerta de su auto para mí.

Genial, pensé mientras miraba hacia todos lados tratando de buscar una excusa para no hacerlo, y al no encontrar ninguna, ahora estoy aquí montada en su vehículo y de camino a su casa.

En silencio trato de calmar mi corazón mientras miro por la ventana, el sólo hecho de estar en el mismo espacio que él, me pone eufórica.

Luego de varios minutos el pensamiento de lo que han estado comentando en el instituto llega a mi cabeza, no estoy muy segura de menciononarlo, él no ha dicho nada y es probable que ni siquiera lo sepa, por lo que decido no decirlo y en vez de eso volteo a verlo y trato de dejar algo en claro:

—No era necesario que me trajeras, yo podía tomar el autobus o irme con Newt— le digo, él cree que puede decidir por mí pero quiero que sepa que no es así.

—Sé que podías hacerlo— dice encogiendose de hombro sin quitar la vista de la carretera— pero tómalo como un agradecimiento...por la tarea de literatura.

Suspiro y miro nuevamente por la ventana, bueno, al parecer salió agradecido, era lo último que imaginé escuchar.

—No fué nada— digo mirándolo otra vez— si la maestra Roger me lo pidiera...lo haría de nuevo.

Nos quedamos en silencio por un momento ante mi confesión, me pregunto si fue buena idea decirle eso. Aunque no estoy segura si lo haría porque la maestra Roger me lo pidiera o porque así yo quisiera, pero estoy segura que lo último sería lo más probable. Luego de un minuto asiente y me echa un vistazo para después volver a mirar al frente.

—Claro...— dice— la maestra Roger cree que no lo hago, pero puedo hacer mis cosas por mí mismo.

Lo miro fijamente.

—Disculpa, pero si lo hicieras no me hubiera pedido que te ayudara.

—Está vez ella hizo una excepción, y no sé por qué, porque siempre hago lo que me corresponde— se justifica.

Sonrió sin evitarlo.

—Bueno, pues entonces demuestralo.

—¿Qué

—Que lo demuestres, demuestra que puedes hacerlo.

Bufa y me echa un vistazo.

—No tengo por qué demostrarlo, estoy seguro de mí mismo.

¿Acaso no puede ser más arrogante?

—Bueno, el que nada debe nada teme, ¿no es lo que dicen?

Él no dice nada y sólo sigue mirando la carretera. Me pregunto si en realidad es tan bueno como dice ser, aunque sus acciones digan lo contrario. En ocasiones pienso que es así, pero en otras simplemente pienso lo opuesto.

Minutos después llegamos a casa. Voy directo a las escaleras y él en dirección a la cocina.

—Oye— me llama desde abajo, lo miro— el partido comenzará a las 6:30, estaré listo a las 6. ¿Crees que estarás lista a esa hora?

¿Él está insinuando que quiere llevarme? Por un momento lo pienso, estoy tentada a decirle que no ¿pero qué sentido tiene si iremos al mismo lugar? Además ya hemos dado un gran paso al venir juntos y no ha ido nada mal. Decido que sí, me iré con él.

Dominic© ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora