Capítulo 47

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Dominic

—¡Hoy quiero que dejen todo en el campo!— nos gritó el entrenador Mayer mientras terminábamos de ponernos el uniforme del equipo en los vestidores. Aún no habíamos salido al campo, pero estábamos ansiosos y preparados para hacerlo.

Por fin era el gran día, hoy se definiría todo.

No recordaba la última vez que recé, pero lo hice. Recé para poder ganar la beca. Era lo único con lo que podía honrar a papá, de nada servía pelear, eso me quedó claro.

Milan me ayudó a entenderlo.

Ella fue lo único bueno que me pasó después de ese día, y maldita sea si no temía porque se fuera. Pero se iría, y me sentía como la mierda al no poder cambiar eso. Si pudiera hacer algo para que no se marchara, yo lo haría.

Pero ¿qué podía hacer?

Le dije que la amaba, que sería diferente, y que se lo demostraría, pero su partida...era algo que se escapaba de mis manos.

— ¡...Así que salgan allí y den lo mejor que tienen! ¡Vayan, vayan!— el entrenador terminó su discurso motivador, y con un:

—¡Sí señor!— departe de todos, salimos afuera.

Una persona nos anunció en el alta voz cuando lo hicimos, y luego, todo fue grito y algarabía de parte de los presentes.

Miré a Newt y le pregunté mientras corríamos:

—¿Me cuidaras la espalda?

Él rió irónico.

—Como si no lo hiciera siempre— reí porque la mayoría de veces era cierto, él siempre estaba ahí para salvar mi pellejo— oye por cierto, que bueno que tú y Milan arreglaron las cosas.

Sonreí.

Yo también me alegraba, creo que después de todo, lo conseguí. Miré hacia el público para buscarla entre los espectadores, sin embargo, habían muchas personas y me fue imposible encontrarla. Pero sabía que estaba allí, sentada por algún lado.

Estaba eufórico por el juego y también por su presencia. No podía negarlo, también jugaría para impresionar.

Viendo a las personas me daba cuenta que algunos tenían pañuelos en las manos de tono rojo vino, como el color de nuestro uniforme y lo agitaban con entusiasmo en el aire. Estaban aquí por nosotros, esperando que dejemos el triunfo en la casa. Y de mi parte haría todo para que así fuera.

Todo se veía genial, como aquella vez...

Negué.

No pensaría en eso ahora, era un juego diferente con personas diferentes. Lo que pasó, quedó atrás.

El equipo adversario ya estaba en el campo, llevaban uniformes amarillos, y eran como los otros chicos a los que nos enfrentabamos. Pero no eran una amenaza, no para mí. Esta noche sólo quería acabar con esto, ganar la beca y por supuesto, pasar más tiempo con Milan.

El árbitro llamó a los capitanes al frente, por lo que, con el capitán del equipo contrario hicimos las formalidades correspondientes, y escuchamos las reglas dictadas por el árbitro.

Ya sabíamos nuestras pocisiones y cuando el árbitro lo indicó, el juego comenzó.

Los tecleos eran imprescindibles y para avanzar era importante que nadie llegara hacia la persona que tuviera el balón. Por suerte nuestra guardia nunca bajó, y cuando uno de los chicos llevaba la delantera cubrirlo era lo primordial.

Cuando hubo el medio tiempo, nos dirigimos a la banca para un descanso de cinco minutos.

—Bien, así es la cosa— comenzó el entrenador para empezar a escribir en su pequeño pizarrón— nos llevan ventajas de cinco puntos, necesitamos alcanzarlos— me observó — Dominic, necesito que estés en el centro. Rupper, Mike y Newt continuarán en los laterales, deben seguir atentos a todo— luego observó a Máx— y tú, te mandaré allí, y quiero que juegues bien esta vez, no quiero errores.

Dominic© ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora