Capítulo 41

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Dominic

Cuando llegamos a casa, en silencio nos dirigimos a nuestras habitaciones, estaba exhausto por todo lo que había pasado esta noche. Decidí darme una ducha y cuando terminé me recosté sobre la cama.

La llevé al lugar.

Quise hacerlo para que pudiera sentir al menos algo de lo que yo sentía.

Se lo dije.

Le dije lo que pretendía, no tuve de otra, ella quería saber, y cuando la ví en el club casi me volví loco, no entendía nada, hasta que me lo confesó. Al parecer quería saber desde hace un tiempo a dónde me dirigía todas las noches.

Y confesarle que el hombre que mató a mi padre saldría de la cárcel, tomó todo de mí. Ya no quería involucrarla en más de mis mierdas, pero entonces ella estaba ahí y como siempre tuve que hacerlo. Sentía siempre esa necesidad de hablar con ella, y ella tenía ese don para convencerme y hacerme entrar en razón de lo que estaba haciendo, o de lo que quería hacer.

¿Qué diablos pasaba conmigo? ¿Por qué simplemente no trataba de olvidar cómo ella decía, y cómo sé que así quería?

Le dije que no era tan sencillo. Pero ella hizo que se lo prometiera, me miró con esos ojos suyos tan puros y nobles, y supe entonces que lo haría, o al menos eso intentaría.

Ella tenía razón, maldita sea.

Me levanté de la cama y mientras resoplaba fui hacia la ventana.

Tenía ese sentimiento de frustración, que no se iba de mi, el que me susurraba al oído que debía yo mismo acabar con ese tipo. Pero luego estaba el otro sentimiento, el que me decía que tenía que entender que ya ese maldito estaba pagando, y aunque saldría de prisión, cometer una locura no traería a papá de vuelta.

Ella me hizo dudar de muchas cosas, ¿en realidad sería capaz de hacerlo?

¿Echaría todo a perder, y entonces sí vería que en realidad no valía la pena hacerlo? Era justo como ella dijo, de nada servirá hacerlo, sería peor, me hundiría más en mi propia miseria.

Fui de vuelta hacia la cama para tratar de dormir de una vez y por todas, pero entonces escuché la puerta mientras se abría lentamente, me detuve en ese instante.

Aún sin verla, supe de inmediato que era ella, y lo confirmé cuando la vi asomar la cabeza, cuando su mirada topó con la mía, abrió los ojos con expresión de sorpresa.

—Lo siento...sólo quería asegurarme de que...

—¿Dormía?— terminé por ella.

—Sí— luego negó— no, es decir...

Asentí comprendiendo.

La manera en la que a veces intentaba decir algo que tal vez consideraba complicado, siempre me hacía sonreír.

Terminé de dirigirme hasta mi lado de la cama y me senté en la orilla.

La observé.

—Querías asegurarte de que no volvería para cumplir mi cometido— deduje, y al parecer adiviné, porque ella no dijo nada— puedes estar tranquila, ya te prometí que no lo haría.

Se lo garanticé porque no quería que dudara de mi palabra, no obstante, ella se quedó observándome por varios segundos, y juraría que era eso precisamente lo que hacía.

Dudar.

Y no la culpaba por hacerlo, bastante motivos le habían dado para que lo haga. Sin embargo, no podía hacer nada más, creerme era su decisión.

Dominic© ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora