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S.O

Jamás se me había hecho tan largo un viaje, no es que haya viajado mucho pero no recuerdo que haya sido tan cansador e interminable. Recuérdenme no volver a viajar, gracias.

Hice todo el proceso de buscar mis maletas y comencé a pasearme por el aeropuerto. Todo es tan distinto aqui, ya me había acostumbrado a ver rostros asiáticos que se me hacia extraño verle las caras a la gente de aquí.

Me senté un momento para enviarle un mensaje a Samuel pero escuche una carraspeo y levante la vista.
Un sujeto de quizás unos cuarenta y tantos me sonreía mientras sujetaba un cartel con mi nombre.

×××:- No has cambiado mucho. - sonrió, su cara se me hacia familiar. - ¿No te acordas de mi?

Noah:- Se me hace familiar... - tarde en responder ya que hace rato no hablaba en español.

×××:- Tantos años compartimos para que te olvides asi de mi. - lo miré bien. - Soy Sebastian... tu querido profe de natación y amigo de tu familia.

Sam:- Ahhh... - sonreí. - Te estas quedando pelado. - reí.

Sebastián:- No juegues conmigo así. - se hizo el ofendido. - Vamos, te llevaré.

Sam:- ¿A donde? - realmente no había pensado donde quedarme hasta ahora.

Sebastián:- A mi casa. - lo mire extrañada. Este sujeto está loco si piensa que me quedaré en su casa durante toda mi estadía aquí. - Tranquila, tu padre me habló el otro día para pedirme que cuidara de ti. Además, no tienes donde mas ir.

Sam:- Bueno, si mi padre accedió pues confiaré.

Mi padre era un muy buen amigo de mi entrenador cuando yo hacía natación. Gracias a eso pude entrar ya que muchos padres anotaban a sus hijos y siempre se quedaban sin cupos. Salí beneficiada por la amistad de ellos.

Salimos del aeropuerto y subió mis maletas a su auto. Fui en la parte de atrás porque quería tener más espacio para acostarme hasta llegar a su casa, que ahora también seria la mia.

Sebastián:- Por cierto, ¿aun recuerdas a mi hijo? - si no mencionaba que tenía hijo ni me enteraba.

Sam:- No realmente, perdón.

Sebastián:- Pues él si te recuerda y está ansioso por verte otra vez. - me quedé pensando en quien era su hijo. - Iban a la escuela juntos...

Sam:- No lo recordaré hasta que lo vea, soy mala recordando gente.

Condujo un par de minutos y para cuando me di cuenta habíamos entrado a mi antiguo barrio.
Era una zona bastante tranquila y sin mucha gente merodeando por las calles. Estaban llenos de arboles asi que habia mucha sombra en las veredas, todo muy tranquilo.

Estacionó y baje del auto, yo esta casa la conocía.

Sebastián:- Esta es tu casa Sam, se la compre a tu padre antes de que ustedes se mudarán. - vaya...

La puerta de pronto se abrió y se asomo un chico de pelo castaño y ojos color miel, si que era lindo. Llevaba puesto ropa de entrecasa por lo que le daba ese toque adorable, sonreí sin darme cuenta.

Él comenzó a acercarse con una sonrisa en su rostro, cada paso que daba más me hacía recordarlo. Cómo no hacerlo después de todo.

Sam:- No puede ser. - dije al tenerlo enfrente. - ¿Lucas?

Lucas:- Sam. - sonrió. - Sigues igual de bajita. - me abrazó y le correspondí gustosa.

Sam:- No empieces. - golpee su espalda mientras lo abrazaba.

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