Oráculo.

104 11 1
                                    

Joel me dijo que usara botas. Al principio pensé que era para el almacenamiento de armas, pero nada más allá de mis pies fue a mis botas de cuero nuevas. Mi otra ropa nueva consistía en un par de pantalones azul medianoche y una camisa blanca. No tenía puesta ninguna joyería excepto mi anillo de compromiso. Liza quería arreglar mi cabello, pero me negué. Esto no era una fiesta. Era una confrontación cortés.

Dejamos la casa a pie después de que nuestro escolta llegó. Su nombre era Jacques, y él era un ghoul. Jacques tenía piel tan oscura como la brea, y un suave pero resonante poder emanaba de él. Joel había negociado de antemano que él caminaría conmigo hasta cierto punto. Después de eso, Jacques me mostraría el camino. No estaba armado y esa falta de armas me hacía sentir como si solo estuviera medio vestido. Extrañaba mis cuchillos. Se sentían familiares y reconfortantes para mí. Supongo que eso por sí mismo me señalaba como un bicho raro.

Joel caminó a mi lado, mi mano en la de él. Por la seguridad de sus pasos, él sabía hacia dónde íbamos. Jacques no habló en el camino. Yo no hablé, tampoco, no queriendo decir algo que el ghoul pudiera usar en mi contra después. Como el ser arrestado, tenía el derecho de permanecer callado. Por supuesto, cualquier cosa que le quisiera decir a Joel, podría solo pensarla hacia él. En tiempos como estos, su habilidad de leer mentes era conveniente. 

Harry flotó como a cien pies de distancia, revoloteando dentro y fuera de los edificios como si estuviera ocupado en sus propios asuntos de fantasma. Jacques ni una vez miró en su dirección. Era increíble el cómo los fantasmas eran ignorados por esos que podían verlos. Los antiguos prejuicios entre los no muertos y los muertos espectrales estaban trabajando a nuestro favor, sin embargo. Joel no tenía permitido acompañarme todo el camino a mi cita, pero Harry no estaba atado a ningún tipo de acuerdos. Amber había estado atónita cuando lo llevamos a casa con nosotros. No se le había ocurrido hacer amistad con un fantasma tampoco.

Nos detuvimos en las puertas del Cementerio Número Uno de San Louis. Joel soltó mi mano. Di un vistazo dentro del cementerio cerrado, y mi ceja se levantó.

―¿Aquí?

―Es la entrada del camino a la cámara de Marie.― respondió Joel, como si estuviéramos esperando en la puerta frontal de una casa. ―Aquí es donde te dejo, Gatito.

Genial. En un cementerio. Qué tranquilizador. ―¿Así que la encontraré dentro del cementerio?

―No exactamente.― Joel tenía un tono que era a la vez irónico y compresivo. ―Debajo de el.

Jacques giró una llave dentro de la cerradura de la puerta y me hizo un gesto. ―Por aquí, Reaper.

Si Marie Laveau quería inquietar a alguien con su versión de ventaja local**, caminando dentro del cementerio seguida por un escalofriante ghoul mientras las puertas se cerraban detrás de mí, definitivamente era la forma de hacerlo.

//En Inglés: homecourt advantage; Se refiere en los deportes, a la ventaja que tienen los equipos cuando juegan en casa ya que los espectadores apoyan a dicho equipo.//

―Bien entonces. Después de ti, Jacques.

La cripta de Marie Laveau era una de las más grandes en el cementerio. Era alta, probablemente dos pies, más ancha en la base y más angosta hacia la parte superior. Había grafiti vudú en las paredes de ésta en forma de x negras.

Flores frescas y secas estaban puestas en frente de la cripta, donde una inscripción cincelada indicaba el nombre de la legendaria reina vudú. Tuve unos pocos segundos para notar todas estas cosas antes de que Jacques apuntara a la tierra en frente de la lápida y dijera algo en el lenguaje local. Entonces el suelo empezó a abrirse.

Destined for an early grave  [joerick]    -ADAPTACIÓN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora