Un poco mas de tiempo

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Rick dejó que su sombra volviese a caer sobre la ventana. ―Está lloviendo. Te dije que podía olerlo.

Dirigí mi atención hacia la caja de helado que estaba frente a mí. Galletas y Crema. Estaba casi vacía. Luego partí en dos el chocolate suizo.

―No te arriesgues a darme una predicción del tiempo incorrecta.

―Vamos a ver la película en vez de dar un paseo― continuó Rick. ―Me han dicho que es buena.

¿Bueno? No lograba recordar qué era eso. Me sentía como si fuese una herida abierta andante. Incluso no era capaz de dormir más de dos minutos seguidos, sin importar lo cansado que estuviese, porque tenía miedo de que si Joel regresaba, podría perderme un momento con él. El único alivio para mi sufrimiento actual era que mi madre no estaba aquí. Ella estaba en algún lugar con Alex, pero por razones obvias, yo no sabía dónde.

―Pimentel necesita tiempo― dijo Spade después del terrible intercambio.― No salgas corriendo detrás de él. Incluso yo no sé dónde está.

Así que había esperado, obsesionándome con todas las cosas horribles que me había dicho y peor aún, con que la mayoría de ellas eran ciertas. No tenía la intención de mantener a Joel alejado. No sé por qué mantuve aisladas algunas partes de mí mismo. Pero más que eso, deseaba de todo corazón no haber salido esa mañana con Javier.

Y Javier había estado ocupado. No contento con su papel arruinando mi relación, Javier había estado alimentando los rumores de que sin su intervención, yo podría haberme convertido en un híbrido vampiro/ghoul. Así era como había acumulado el ejército de más de doscientos ghoul para atacar en Baviera. Javier había prometido a los ghouls que una vez que él me tuviese, me convertiría en un vampiro. Javier incluso tuvo los huevos de afirmar que, si Mencheres no me hubiera raptado y no le hubiese encarcelado hacía doce años, yo ya sería un vampiro y en la actualidad no hubiese alcanzado semejante notoriedad.

Sin embargo, Javier había dejado que me fuese con mi latido intacto.

Había, pues, rumores de que yo también le había influenciado a él. Lo que a nadie le importaba oír era que Javier no había tenido la opción de cambiarme. La daga de plata de su espalda tomó la decisión por él.

Además de estos miedos a los híbridos vampiro/ghoul estaban mis grandes saltos en París. ¿Quién hubiera pensado que eso sería el responsable de la magnificada paranoia? Pero puesto que volar era una habilidad que únicamente poseían los Maestros vampiros, el hecho de que yo estuviese tan cerca de conseguirlo, aunque fuese brevemente, hacía preguntarse a la gente qué otros poderes podría estar escondiendo. Eso alimentó los temores sobre lo que sucedería si las capacidades de un ghoul se añadiesen a mi repertorio.

¿Sería invencible? ¿Inmortal? ¿Capaz de saltar edificios altos con un único salto y hacer que el mundo girase al revés para volver atrás en el tiempo? Las teorías se volvían más salvajes y más alocadas.

Lo que menos se imaginaba nadie era que en este momento sólo era un peligro para cualquier cosa dulce. Antes de recurrir al alcohol en busca de consuelo inútil. Ahora utilizaba el azúcar, pero había mucho dolor y no había, ni de cerca, la suficiente dosis de azúcar.

―¿Cuándo va a volver Spade?― le pregunté a Rick. Él había salido antes con una vaga explicación acerca de unos negocios. Nadie me decía nada que pudiese ser usado en mi contra. Todos sabíamos que Javier todavía estaba fisgoneando en mi mente, a pesar de que apenas había dormido, y él no había sido capaz de aprender casi nada. No sabía dónde estábamos. Cuántas personas estaban con nosotros. Qué día era. En realidad, ninguna de estas cosas significaba una mierda para mí. Lo único que sabía era esto, que habían pasado cinco días desde Joel se marchó. Así es como calculaba el tiempo. En los minutos y segundos desde que había estado con él por última vez.

Destined for an early grave  [joerick]    -ADAPTACIÓN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora