Lograras superarlo.

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Hay cinco pasos en el proceso de duelo, o eso dicen. La negación es el primero. Yo había tenido mucho de eso desde que deje a Spade. Luego la ira, y oh sí, yo estaba enojado. ¿No podía al menos tomarse unos días para detenerse y pensar las cosas, tal vez dejar que el polvo se asentara? ¡Oh no, no tú, Joel! De vuelta en la silla de montar**, ¿eh, vaquero?

//En inglés, back in the saddle es una expresión que significa hacer algo que dejaste de hacer por un tiempo//

Luego la negociación, tal vez el más patético de todos, la cual me mantuvo ocupado a lo largo del vuelo hacia nuestro destino desconocido. Dejarlo volver. Yo lo amo demasiado y él me amaba. A lo mejor aún podemos arreglar las cosas... 

¡Que se joda! Decía mi ira. Siempre supe que Joel volvería a sus viejas artimañas. Un leopardo no puede cambiar sus manchas, ¿cierto? ¿No tiene esposo, eh? ¿Quién te necesita, de todas formas?

Si el vampiro junto a mí estaba escuchando mi esquizofrenia mental, no dio ningún indicio. Vlad silbaba mientras mis emociones jugaban a la Ruleta Rusa. Para el momento en que anunció que habíamos llegado, yo estaba en un estado de completo ataque de depresión.

O, en otras palabras, paso número cuatro.

El auto se detuvo y escuche gente acercarse. Ninguno de ellos tenía latidos.

Mi puerta del auto se abrió. Hubo un ligero tirón sobre mi mano.

―Mantenlos cerrados un momento más. Te llevaré adentro.

Después de un minuto de cuidadosas pisadas, nos detuvimos.

―Puedes abrir los ojos ahora, Erick.

Lo hice. Estábamos en alguna clase de vestíbulo, que lucía muy antiguo. Altos, altos techos. Góticos en todo el sentido de la palabra. Vlad sonrió ―Entra libremente y por tu propia voluntad, ¿No es eso lo que se supone que debo decir?

Pasee mi mirada alrededor del vestíbulo. ―Solo me quedaré algunos días para poner mi cabeza en orden. ― Y engrapar mi corazón roto.

―Quédate el tiempo que desees. Después de todo, estás en deuda conmigo. Puede ser que me lleve más de unos días cobrármelo.

Le di una mirada cansada. ―No apuestes respecto a eso.

Una cosa puede decirse de estar con él no-coronado Príncipe de la Oscuridad. No tenía empleados perezosos e inatentos. Después que un vampiro llamado Shrapnel me mostrara mi habitación, pregunté qué clase de bebidas sin plasma tenían. Shrapnel no respondió listándolos de memoria, sino que me trajo todas las bebidas del refrigerador. Cuando le dije que yo mismo pude haber ido a verlas, él se quedó mirándome como si yo estuviera loco.

Bueno, tenía razón sobre eso.

Vlad había cenado conmigo cada noche a pesar de que él no comía. Él raramente estaba durante el día, atendiendo sus propios asuntos, suponía. No es que lo supiera a ciencia cierta. Pasé la mayor parte de mi tiempo en mi cuarto, melancólico, mi humor oscilando salvajemente entre la furia hacia Joel y mi auto recriminación. ¿Mi relación había estado condenada desde el principio porque Joel era incapaz de cambiar sus costumbres promiscuas? ¿O todo hubiera estado bien si no me hubiera ido ese día con Javier? No lo sabía, y no saberlo me irritaba.

Fui al comedor a las nueve. La cena era servida tarde, por obvias razones.

Vlad ya estaba sentado. Su largo cabello café estaba peinado y suelto, y giró la base de la copa de vino mientras yo tomaba mi usual lugar junto a él. Empecé a llenar mi plato del surtido sobre la mesa. Costillas de cordero con reducción de romero, espárragos marinados con salsa de mango y pequeñas, tiernas y rojas patatas. Vlad solamente observó, bebiendo su vino.

Destined for an early grave  [joerick]    -ADAPTACIÓN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora