Una Vez Más

O2

La jornada laboral había llegado a su fin, Chan guardaba sus cosas con cierto nerviosismo, sus manos temblaban, su respiración era agitada y sentía que su corazón quería salirse de su pecho, soltó un suspiro intentado calmarse; cosa quepor cierto, no habría funcionado.

Cuando tomó la decisión de ser padre soltero estaba muy seguro, ahora, no se arrepentía, pero claro, los pensamientos negativos siempre están presentes; ¿Podría criar bien a su pequeño? ¿Podría hacerlo solo?.
Esa y muchas más preguntas rondaban en su cabeza.

Por otro lado si los resultados salían negativos y no estaba embarazado, terminaría desistiendo, eso fue lo que se dijo, si no estaba en su destino ser padre de la forma en que la vida le permitía no seguiría insistiendo y creándose dolor, al final, había muchos niños esperando unos padres que los amaran y llenaran de cariño, eso él lo tenía de sobra.

No había nada como poder sentir como crecía en tu interior algo tuyo, pero no sería egoísta, con él, y con todos los niños aquellos.

Caminaba hacia la salida de la escuela cuando oyó su nombre ser gritado por una voz que conocía muy bien. Dándose la vuelta confirmo que del castaño se trataba, corría a su dirección con un semblante preocupado.

—Chan mi paciencia se acaba, dime que te sucede, los alumnos hablaban de ti, decían que te veías nervioso y estabas algo perdido, dime Christopher, ¿que te sucede?

—Otra vez con eso, no sucede nada, y te repito, no te incumbe.

—Vamos Chris, no me mientas, me preocupo

—Pero no debes hacerlo, Woojin... lo nuestro ya terminó, ya no debes preocuparte por mi, lo que suceda en mi vida personal, es mío y yo decido con quien compartirlo

Woojin no supo qué responder a eso, en verdad si, pero era incorrecto decir aquello, con la cabeza gacha, suspiró. Mirando a Chan a los ojos sonrió sin ganas.

—Lo siento, si, soy un tonto tienes razón, nuestras vidas continuaron pero por diferentes caminos, lo sé, discúlpame por preocuparme por ti

—Así es, Woo, si en algún momento me sucede algo, te lo diré, porque somos amigos, pero nada me sucede, ahora debo irme, y tú también debes hacerlo.

—Si, bueno, que termines bien, nos vemos mañana, adiós.

—Si, hasta mañana.

Woojin se fue con un semblante de tristeza y un tanto decaído, causándole a Chan un poco de culpa, ya que sabía que sus palabras causaron ese efecto en él, pero mientras menos contacto tuvieran ese día mejor seria. Ya bastante nervioso estaba por saber los resultados, no quería también estarlo por la presencia del castaño y por procurar que no sospechara nada.

「🍁」

—Chan, ¿cómo encuentras? –El doctor Hwang HyunJin le preguntaba mientras que una leve sonrisa daba su aparición

—Nervioso, muy nervioso, los resultados ya están listos ¿verdad?

—Sí lo están, aquí los tengo–Decía mientras se reía por la impaciencia del chico, tratando también de disipar un poco los nervios que se le notaba, tenía a flor de piel

Solo se oyó el sonido del papel siendo abierto por el doctor. Chan podía sentir su corazón galopando en sus oídos, como su respiración se llegaba a fallar cuando inhalaba, sus manos temblaban y sintió que su corazón se detenía cuando HyunJin levantó la cabeza mirándolo con una pequeña sonrisa.

—Felicidades Chan, estás embarazado.

Las lágrimas no se hicieron esperar, cayendo por sus mejillas mientras pequeños sollozos salían, sus manos de forma inconsciente se movieron a su vientre, donde estaba su bebé. Todos los miedos y nervios se habían esfumado, la felicidad era notable en sus ojos.

Al salir del hospital llamó inmediatamente a su amiga Taeyeon, la única persona que tenía en su vida, le dio la noticia y ambos lloraron de felicidad, ella prometió visitarlo al día siguiente para celebrar. Al entrar a su casa, sus dos mascotas le dieron la bienvenida, mientras unos llantos lastimeros llegaron a los oídos de Chan.

—No lloro de tristeza, sino de felicidad, un bebé, estoy esperando un bebé, voy a ser padre...

Nuevamente, pequeñas lágrimas resbalaron por sus mejillas, y sus perros, como si comprendieran, cambiaron su actitud al escucharlo dándole uno que otro mimo a las piernas del rubio.