De todas las personas en el universo, Tony Stark era la menos indicada para ejercer como un padre.
Sin embargo, el millonario se ve forzado a apretar todos los botones cuando en una mision salva a Noventa, una niña que paso toda su vida encerrada si...
"El ataque de pánico promedio dura aproximadamente de
cinco a diez minutos. Puede ser muy aterrador para los niños.
Usualmente llegan a la sala de emergencias aterrorizados de que se
están volviendo locos o que están sufriendo un ataque cardíaco.
Según los estudios epidemiológicos, entreel 2,8% y 32%
de los niños y adolescentespueden sufrir un trastorno de ansiedad."
-Dr. Charles Irwin, pediatra.
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Antes.
Recordaba muchas cosas, pero fingía olvidarlo.
Morgan recordaba cada experimento doloroso, cada prueba. A veces padre le hablaba muy fuerte, le gritaba, la jalaba desde su confinamiento hasta alguna sala totalmente blanca, pequeña.
Ahí dentro, la presionaba, le mostraba imágenes que a ella no le gustaban, le seguía gritando, la hacía estresarse hasta que había una reacción en ella. Normalmente era una reacción explosiva.
Padre necesitaba lograr eso, le causaba satisfacción reafirmar hasta donde podía llegar Morgan con solo un poco de estrés. Muy en el fondo, se regocijaba ante su experimento.
Otros días, le colocaba aparatos en todo el cuerpo y le pedía que alzara cosas, que las hiciera explotar...que les hiciera daño a aquellas criaturas que se movían...hasta que dejaban de hacerlo.
Se agotaba.
Se agotaba mucho...y si no cumplía todas las órdenes de padre, era encerrada en una habitación incluso más pequeña que el lugar donde dormía.
Se había obligado a recordar porque lloraba hasta que realmente se hartaba. Temblaba de pies a cabeza la gran parte de ese desagradable encierro.
Nada podía sacarla de su trance, hasta que padre abriera la puerta y le dijera que podía salir.
A veces la dejaba ir a descansar...y otras tantas, la obligaba a seguir sometiéndose a pruebas.
E Intentaba.
Intentaba.
Intentaba.
Una y otra vez.
Hasta que el resultado fuera perfecto.
Como un engrane de reloj, ella debía ser ajustada. Ajustada hasta que el decidiera que era suficiente.
Las pruebas podían ser fáciles. Romper una lata de refresco era lo más sencillo. A veces debía levantar cosas pesadas con su mente, controlar el movimiento en un vaso de agua, temblaba de pies a cabeza, sudando cansada, su ropa se llenaba de sangre proveniente de su nariz, a veces hasta de su boca. Pero resistía.
