De todas las personas en el universo, Tony Stark era la menos indicada para ejercer como un padre.
Sin embargo, el millonario se ve forzado a apretar todos los botones cuando en una mision salva a Noventa, una niña que paso toda su vida encerrada si...
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Tony.
Sus frías manos tomaban por el cuello al hombre que, en esos momentos, tanto odiaba.
Los ojos inyectados en sangre, el cuerpo temblando de furia e impotencia mientras el rostro de su contrincante palidecía más y más.
Realmente no deseaba matarlo, no quería tener eso en su conciencia. Sin embargo, no encontraba otra forma de calmar su furia, ni el dolor que en estos momentos sentía.
Escuchaba los gritos de los vengadores detrás de su nuca diciéndole que parara o lo iba a matar en serio, intentando calmarlo mientras el hombre de hierro se permitía verse más vulnerable de lo normal en público. La fuerza en sus brazos se relajó poco a poco, y dejó caer al hombre sobre el suelo, dando un par de pasos atrás sintiendo que todo su cuerpo temblaba.
—Si algo le pasa no tendré ni un poco de piedad.
Su voz era fría, la mirada distante y desencajada. Solo había pedido que dejaran a la niña en la torre sana y salva, y habían desobedecido aquello.
Sus brazos fueron tomados con delicadeza por Clint, mientras el nudo en la garganta de Tony se hacía más y más pronunciado.
No supo en qué momento termino sentado sobre el suelo, justo donde Morgan había entrado de emergencias con Doctores que francamente, no estaban capacitados para atenderla. Su respiración era más difícil, les había dicho que ella no tenía un ADN común... se vio obligado a hacerlo cuando pensaron en transfundirle sangre.
La niña posiblemente no toleraría la trasfusión.
Y ahora todos sabían lo que Banner y el tanto habían ocultado por el bien de la niña.
Afortunadamente, Steve no dijo nada sobre ello. Se limitó a intentar tranquilizarlo y decirle que contactaría a la Doctora Cho. Cuando ellos llegaran al complejo avengers, todo iba a estar listo para atenderla, o eso aseguro el capitán América con tanta preocupación como la de él.
¿Y si Morgan no toleraba el traslado?
Cerro los ojos con cierto dolor cuando ese pensamiento lo invadió. Mierda, no se le daba ser positivo en lo absoluto.
—Llegaremos al complejo en menos de media hora, Tones, ya verás que estarán bien.
La voz de Clint lo regreso a su realidad como si lo salvaran de ahogarse. El hombre de hierro se tomó el pecho fijando su vista hacia la zona de urgencias del helicarrier.
