Capítulo 1: No quiero salir

82 10 25
                                    

Todo empezó con la primera explosión.

En un principio, 027 no lo escuchó, tan concentrada que estaba en sus propios pensamientos. Los barrotes de su jaula, la más alejada de la Sección Mariposa, se habían estremecido con el estruendo, aún así la chica aparentaba seguir inconsciente. Su respiración estaba tranquila, su postura, relajada. No quería seguir durmiendo. Tenía que hacerlo cada noche, por supuesto, pero no le gustaba. La noche era la hora de la luna, ese ojo brillante y luminoso que iluminaba el cielo.

027 solía evitar dormir. No le gustaba, o más bien, le asustaba. ¿Cómo sabía que no se iba morir mientras tenía los ojos cerrados? ¿Cómo sabía que la Legión no la iba a dejar morir en ése estado de semiinconsciencia?

No podía seguir ignorando el alboroto que se había formado en el pasillo de la tercera sección, no cuando los pasos apresurados de los guardias del lugar empezaron a resonar en los pasillos de la Sección Mariposa, mandando órdenes a gritos.

027 bufó de disgusto cuando la gente de alrededor de su pequeña prisión personal empezaron a armar un alboroto que le hacía daño en los oídos. ¿Para qué hacían tanto ruido? Todo el mundo sabía que las fugas en la Prisión Alya eran constantes, pero casi nunca efectivas. La legión de los Guerreros Makarun sabía cómo someter los intentos de rebelión, así era como siempre habían sobrevivido. Así era como siempre habían ganado.

Con sus ojos verdes en llamas, la joven se revolvió, enfadada y curiosa, hacia la jaula de al lado. Entre las sombras que rodeaban las esquinas de la prisión, reposaba un chico, pero parecía estar durmiendo. Se revolvía. Debía de estar teniendo una pesadilla, pues su respiración estaba acelerada, su camisa, raída, vieja y casi inservible, empezaba a mancharse de sangre de nuevo. Incluso parecía que iba a gritar, atosigado por las pesadillas y torturas que los muertos le obligaban a ver. Sólo con oír su respiración, 027 sabía que ellos estaban haciéndolo de nuevo. Los jefes de la legión se habían metido en su cabeza una vez más, en busca de habilidades y, sobre todo, aquello que tanto les faltaba y necesitaban: Recuerdos perdidos, que no serían recuperados de otra forma.

---¡031!---susurró la chica de pelo castaño con urgencia en su voz---. ¡Experimento 031! ¡Despierta!

El chico de la otra jaula bufó, lo que provocó que 027 se pusiera aún más nerviosa. No quería despertarse. No quería, o no podía. Le había pasado otras veces, por supuesto. Las pesadillas de todo el grupo de la Sección Mariposa estaban conectadas, todos veían todo lo que el jefe de la sección veía. Y el jefe de la sección, o más bien la jefa de sección era 001, como todos sabían. La primera de todos ellos, el primer experimento fallido. Eso eran todos y cada uno de ellos: experimentos fallidos. Pero aún había esperanza mientras las fuerzas de Mordil persistieran.

Aún dudando, 027 se acercó a una de las paredes de la jaula, cojeando levemente por su vieja herida, y agarró su bastón, que seguía en la esquina de la prisión. Con cuidado, la chica coló el viejo palo de madera entre los barrotes y empujó levemente a 031. El chico de pelo rubio cenizo no se movió. 027 empezaba a desesperarse. Conteniendo el aliento, que le olía a pescado crudo por la cena de anoche, agarró con fuerza el bastón y, evitando que le temblara la mano, volvió a tocar a su compañero con el extremo del largo palo, esta vez un poco más fuerte.

031 se revolvió, pero sin despertarse. Algo molesta, 027 empezó a cojear por la jaula, como hacía cuando algo no salía como ella quería. Es decir, casi siempre. Hacía mucho, mucho tiempo que la chica no se levantaba; era una de las únicas veces que recorría su celda, caminando por primera vez en días apoyándose en su bastón. Para su desgracia, el pequeño cascabel colgado de su cuello empezó a sonar levemente, aquel maldito cascabel que todos los "experimentados", como les llamaban los Guerreros Makarun, debían llevar como identificación. Según ellos era para no perderse mientras caminaban por el exterior, las pocas veces en las que les permitían salir. Pero todos allí sabían que no era así.

Cansada de esperar, 027 se levantó, apoyándose únicamente en un pie, su único pie. Mucho tiempo atrás, como a todos aquellos que llegaban del exterior, le habían dado a elegir entre perder un pie o una mano. Era inhumano pensar que le arrancaban una extremidad sólo por entrar allí, pero según los jefes de la legión era necesario; o matas o te matan. De todas formas, ninguno allí era del todo humano.

---¡031! ¡031, despierta de una vez!---chilló la chica, tratando de llamar su atención.

El otro por fin alzó la cabeza. Sus ojos marrones estaban húmedos, como si hubiera estado llorando, pero al menos no estaba herido. 027 suspiró, aliviada. Pero su atención hacia su compañero no duró mucho. Pronto, y como todas las noches, los guardias bajarían de nuevo a recojerles. A todos. Para la inspección, y, con un poco de suerte, la cena. Hacía mucho que no comían.

---Falta poco, 031---susurró la chica algo nerviosa---. Levántate.

---No quiero cenar---murmuró el chico con lágrimas en sus ojos---. No quiero, no quiero volver.

---053 no te hará daño de nuevo, 031---trató de tranquilizarle su compañera---. 001 y yo nos encargaremos de que no ocurra. Ya sabes que ella es muy fuerte.

---No es por eso, 027---gruñó 031 dándole una patada al suelo---. Es por Syli. Los muertos me han... Encontrado de nuevo.

Los ojos de 027 se abrieron, comprendiendo al instante lo sucedido. Al menos, ella creía que lo comprendía. En realidad, no tenía ni idea de lo que estaba pasando. Una suave risa escapó de los labios de 031 cuando vió la expresión en su compañera.

---No tienes ni idea de quién te hablo, ¿verdad?---murmuró 031 aún sonriendo. 027 negó con la cabeza, avergonzada. El otro chico sonrió aún más---. Syli, ese espíritu con forma de perro del que te hablé. El que me visita por las noches, cuando tengo pesadillas---La chica seguía confusa, no sabía de quién hablaba---. Es parecido a las "alitas" que ves tú.

027 le miró de nuevo, comprendiendo. Dioses, debía de haberlo sabido, su cerebro estaba dormido... Debía de ser por pasarse tanto tiempo encerrada. Quedarse entre barrotes durante meses cambiaba a cualquiera.

---Llama a 001---dijo 027---Le necesitamos.

Bueno, pues aquí está, una nueva historia para cuando me bloquee con El Legado de los Salvajes. Nunca he escrito nada de ciencia ficción y quería probar algo nuevo. Espero que os guste, si es así dadle apoyo con votos y comentarios. ¡Nos leemos!

Juego de Héroes: Máscaras Negras [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora