Capítulo 27: Prohibido quemar galletas en la biblioteca

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Blake suspiró, exhasperada, cuando una fina nube de polvo dorado se alzó sobre su nariz, haciéndola estornudar con bastante fuerza. Y ella que pensaba que aquellos chicos limpiaban sus cuartos del polvo... Era evidente que no se paraban a pensar en los pobres libros de la biblioteca, que allí se guardaban. Con cuidado, la chica agarró el grueso libro con las dos manos y caminó hacia la mesa.

En general, a Blake no le gustaba demasiado leer. Cuando estaba en la base, con la Legión, cada niño tenía derecho a portar una tableta electrónica para sus búsquedas por Internet, aunque algunos preferían usar los ordenadores o, algunos pocos, los libros. Le habían enseñado a leer, pero no a amar los libros. A Colt le gustaba leer, estudiar, investigar y formarse. Pero a Blake esa clase de actos no le llamaban mucho. Por supuesto, ahora no tenía opción, pero era algo que necesitaba.

---¿Has encontrado algo?---le preguntó Ruby, al ver que su compañera se acercaba.

---«Memorias de la Luz»---leyó la chica, con una mueca de esfuerzo. El libro hizo un ruido sordo al estamparse con fuerza contra la mesa---. No sé por qué hacen estas cosas tan pesadas...

Blake soltó un bufido mientras Ruby centraba de nuevo su mirada en el libro que había sacado de una de las largas estanterías, en el apartado de “Poderes”. Ambas se habían pasado los últimos días (mientras Colt le enseñaba a Raccoon las instalaciones, las costumbres, y las formas de luchar de los clanes, vigilándolo en todo momento por si se escapaba) investigando sobre los poderes de Blake, si podían hacer más, en sus ratos libres, justo después del entrenamiento y antes de la hora de la comida. No habían encontrado mucho todavía porque, a pesar de que la luz era una habilidad bastante común entre los rebeldes, nadie se había dignado en escribir un mísero libro sobre ésta.

La chica pasaba las páginas en silencio, despacio, pues temía que se rompieran si tiraba de ellas con mucha fuerza. Éstas estaban amarillentas, gastadas por su continuo uso. Las letras le parecían confusas, las palabras, demasiado complicadas. Pero tenía que seguir buscando, así que continuaron buscando, libro por libro, archivo por archivo, durante varias horas. Tenían que seguir.

•••


Una alarma resonó entre las paredes, varias horas después, provocando que la chica alzara la cabeza de los papeles y letras, algo adormilada. Tenía hambre. Con cuidado para no despertar a Ruby, que roncaba y babeaba sobre la mesa a su lado, Blake se levantó y se colocó todos los libros que habían usado entre los brazos, como si llevara un bebé muy pesado entre ellos. Suspirando y bufando por el peso a partes iguales, la joven mejorada caminó hacia la estantería para colocar todos los libros que habían sacado durante su investigación.

Con cuidado, Blake fue dejando cada uno de los libros en su sitio. De vez en cuando tuvo que consultar el nombre del autor y el título para colocarlo todo en orden alfabético, pero, cuando finalmente terminó, todo estaba ya en su sitio. Como debía ser. La chica suspiró una vez más y, justo cuando ya pensaba que ya no podía dolerle más la cabeza, un terrible estruendo recorrió las paredes de la biblioteca.

---¡Raccoon!---gritó la voz de Colt, que poseía un leve tono de exasperación. Algo iba mal.

Blake levantó la cabeza de golpe, tocándose la frente con la mano por el dolor. Poco a poco, su vista se fue aclarando, y pudo distinguir a su amigo corriendo sin prisas detrás de un niño pequeño. Tras parpadear unos momentos, tratando de comprender la escena que revoloteaba sobre sus ojos, la chica abrió mucho los ojos al distinguir a Raccoon. Aún le temía, aún era un asesino. No debían olvidar eso.

---¡No voy a quemar nada!---chilló el niño, soltándose del agarre de su mentor---. ¡No esta vez!

---Se supone que tengo que vigilarte en todo momento---respondió Colt, muy calmado---. ¡No puedes escaparte así como así!

Juego de Héroes: Máscaras Negras [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora