Capítulo 24: ¿Cuánto estaríais dispuestos a sacrificar?

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Colt se rascó la cabeza, pensativo y algo asustado, al observar la conversación entre Hunter y el niño asesino. Al parecer, por lo que Zoe había logrado captar con sus recién perfeccionados poderes, el crío se llamaba Raccoon, y como él mismo había dicho y repetido, tenía nueve años. Vivía en un orfanato con el resto de los niños huérfanos de la ciudad de Alen, pero se escapaba de su habitación todas las noches para hacer cumplir una, según él, “posible venganza”. ¿Cuál era ésa venganza? Colt no lo sabía, y aparentemente Zoe tampoco había logrado sacar nada en limpio. Según ella, aquello era “información cerrada”, lo que significa que las barreras de la mente de una persona se cerraban al tratar de alcanzar tales memorias. Al parecer, sólo eran imágenes que tenían un alto grado de privacidad en aquel crío.

---Pero, ¿por qué un niño?---le preguntó Blake, confundida, muy confundida, que aún estaba a su lado---. De todas las posibilidades, ¿tenía que ser un niño?

«Hay algo que no está contando, éso es seguro» murmuró Zoe en su mente. Colt cerró los ojos, aún no se había acostumbrado a la sensación que su cerebro producía cuando alguien trataba entrar en su mente.

«¿Cómo puedes estar tan segura?» preguntó su compañero, algo confundido. «Tal vez sólo está asustado»

«Tengo un mal presentimiento» contestó solamente Zoe, apartando sus ojos de él. El chico intentó preguntarle algo, pero no podía. Tras unos minutos en los que Colt trató de hablar de nuevo, el joven se dió por vencido: Zoe había cortado la comunicación.

Las voces de sus compañeros volvieron a inundar el callejón, devolviéndolo de forma abrupta a la realidad. El chico se esforzó en mantener la mirada al frente y los oídos alerta, pero en aquellas circunstancias le costaba; más bien, le resultó casi imposible concentrarse. Hunter se había agachado delante del niño, que había empezado a llorar. El chiquillo parecía furioso, deseaba, necesitaba cobrar su sed de venganza en algo o alguien. Colt podía ver furia, la sombra de la muerte a su alrededor, tan clara como la luz del sol al mediodía. Sus puños estaban apretados, como si fuera a pegarle un puñetazo a algo o alguien, su cuerpo temblaba.

Todo sucedió muy rápido, pero el joven de pelo rubio pudo llegar a anticiparse al golpe. De inmediato, al ver que Hunter había bajado la guardia, Raccoon soltó un grito y saltó hacia él con su cuchillo en alto. Colt no sabía ni cómo lo había recuperado, quizás tenía otro arma escondido entre los pliegues de su ropa, pero una cosa estaba clara: Estaban en peligro. Todos. Todos estaban en peligro. Por el rabillo del ojo, el joven pudo observar como Hunter apartaba de un golpe al pequeño asesino, ahora se estaban dando una golpiza entre ellos. Colt avanzó rápidamente hacia Tommy, el chico que tenía más cerca, aquél que Raccoon había herido antes, y se puso delante de él en un vano intento por protegerlo, tenso y a la espera por unos segundos. Toda su paciencia se fué al garete. Con la destreza adquirida mientras convivía con el clan, Colt sacó una de sus armas, una vara de metal que se encogía y alargaba a su gusto, y saltó hacia el combate con un grito de rabia.

El callejón era un caos. El niño no era especialmente fuerte, pero era rápido, muy rápido, y éso dificultaba la mayor parte de sus movimientos. Hunter estaba sobre él, y por unos momentos pareció que iba a lograr darle su merecido. Pero la derrota no parecía entrar en los planes de Raccoon. Con una gran agilidad y aprovechando su pequeño tamaño, el niñito se escabulló entre las piernas de su oponente, que era mucho más alto que él, y le saltó encima, logrando desequilibrarle y obtener una momentánea victoria. Tras unos segundos de golpes, patadas y cortes de daga, Raccoon logró deshacerse de Hunter con un cuchillazo en el hombro, pero cuando por fin consiguió apartar al jefe de su camino, él había recibido bastante también. La sangre corría por su frente, brazos y cuello, y un corte en su ojo le impedía abrirlo bien, pero Raccoon no parecía afectado. Su único ojo abierto brillaba ahora de cólera, pero cuando saltó hacia el siguiente enemigo, lo hizo con menos intensidad: Se estaba cansando.

Juego de Héroes: Máscaras Negras [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora