Capítulo 4: Nunca lo hago bien...

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042 examinó la mano que Aitas le tendía, dudando si tomarla o no. El pelaje del gato estaba cálido bajo sus manos, era suave. La niña no había visto nunca un animal parecido. Agarrándolo con cuidado, como si temiera que se rompiese, 042 alargó la otra mano, la que le quedaba libre, y la estrechó contra la del guardia. El hombre sonrió para tranquilizarla y le ayudó a levantarse.

---No te preocupes---murmuró Aitas con un brillo extraño en los ojos---. Ya se ha acabado, ¿está bien?

La pequeña asintió y se puso en pie, apoyándose únicamente en uno de ellos, como siempre. Medio cojeando medio apoyándose en Aitas, la niña salió de la sala. Fuera les esperaba una mujer de pelo castaño y ojos negros. 042 la veía cada vez que tenía que entrar a aquella maldita sala, pero casi nunca se acordaba de su nombre.

---042, acompáñeme, por favor---susurró la mujer con voz tensa y cansada. Antes de que pudiera protestar, la señora se volvió hacia el guardia---. Puede retirarse, agente Road. Le llamaremos en cuanto sus servicios sean de nuevo requeridos.

---Como desee, agente Lake---Aitas inclinó la cabeza en señal de respeto.

El guardia asintió y, con una pequeña sonrisa, desapareció de la Sala en un susurro. La niña se quedó sola con la guardia que, claramente, no estaba contenta. 042 tragó saliva cuando sus ojos negros como la pez le atravesaron el alma. El gato se removió entre sus brazos, seguramente adivinando sus pensamientos. O quizás simplemente tuviera hambre, no lo sabía. ¿Los gatos se comportaban así?

Sin esperar siquiera a que 042 analizase la situación en la que se encontraba, la agente Lake se dió la vuelta y empezó a caminar hacia la salida. Soltando un bajo bufido, la niña se esforzó en seguirla lo más rápido que pudo, a pesar de que su cojera aún era reciente y no contaba con nada en lo que apoyarse.

---¿Por qué no nos notificó sobre sus habilidades antes, sujeto 042?---preguntó la agente Lake mientras caminaban por los pasillos. Su voz estaba carente de toda emoción.

---Yo... No lo sabía---murmuró 042 con voz aguda, acariciando al minino con una mano temblorosa---. No... No lo sabía...

La agente Lake se paró de pronto y se dió la vuelta para enfrentar sus ojos con los de la niña. 042 trató de apartarse ante aquella mirada de pesadilla, aquellos ojos oscuros que parecían revelarlo todo, esconder secretos, segar civilizaciones. Como el meteorito que había impactado contra la Antigua Tierra tanto tiempo atrás, reduciendo a escombros todo ápice de vida inteligente. Excepto ellos, claro.

---Mientes---siseó la mujer con voz fría.

---No...--- repitió la niña, aterrorizada. Sus ojos se habían clavado de nuevo en ella, y su conciencia trató de escapar. En vano, por supuesto.

La agente Lake negó con la cabeza, decepcionada. Por dentro, 042 se sentía extraña. Como si una serpiente enrollara sus anillos a su alrededor. Solo que, en este caso, la mujer que tenía delante era la serpiente. No ella, como ellos esperaban que fuese.

Siguieron caminando. Cruzaron el largo pasillo que conectaba todas las habitaciones, arenas y salas. 042 pensaba que se dirigían hacia el comedor, pero algo en su interior le decía que no tendría esa suerte. Aún le quedaba mucho por hacer. No había cumplido con su cometido diario, y ahora tendría que pagar por ello. 042 se maldijo a sí misma por ser tan débil. Siempre era la que se quedaba atrás, la más pequeña. Siempre dando lástima.

Sus sospechas se confirmaron cuando, una vez recorrido el largo pasillo que llevaba al centro de la prisión, en vez de torcer a la izquierda para ir al comedor, torcieron hacia la derecha. 042 se extrañó mínimamente por este hecho, pero sin sorprenderse. Se lo tenía merecido. Entre sus brazos, la criatura (el gato) soltó un quejido bajo. La niña estaba apretándolo demasiado fuerte contra su pecho sin darse cuenta. Estaba nerviosa, de eso no cabía duda. En ese momento, 042 se dio cuenta de que ni siquiera le había puesto nombre.

Juego de Héroes: Máscaras Negras [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora